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Crónica:FÚTBOL | 25ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Al Barça se le congelan las ideas en Soria

El Numancia arranca un empate (1-1) en su campo ante un líder embotado

El entrenador del Barça, Frank Rijkaard, advertía antes de su visita a Soria que la visita que rendía esta tarde el líder de la Primera división al colista era un "partido trampa". Y entre la escarcha que atería el césped del estadio de Los Pajaritos y la torpeza de Victor Valdés, que dejó que un balón picado se le colara entre las piernas, el Barça ha empezado el encuentro entrampado y ha acabado jugando con hiel y angustia en las venas. "En campos como el del Numancia se gana la Liga", afirmó hace unos días Puyol, el capitán del equipo catalán. Y también se pierde.

Podría haber sido un encuentro huero, sucio como la nieve pisoteada, con jugadores inermes por el frío y torpes de impotencia. No le habría venido mal al Numancia, que en 24 partidos sólo había logrado cuatro victorias y cinco empates. Con 17 puntos, en el rabo de la tabla —un rabo largo, bastante distanciado del lomo—, todo lo que cayera al zurrón sería oro en polvo para los de Soria, casi tanto como azufre para el Barça lo que no fuera una victoria.

Pero el equipo soriano quería más: quería ganar. Así que el Barça se ha tenido que dedicar todo el encuentro a no perder, con algún que otro respiro para tratar de rebañar una victoria que a la media hora de partido ya sonaba a sorprendente. Por si fuera poco, Rijkaard ha perdido a Belletti, su lateral derecho de bandera, lesionado al caer ante Miguel; hoy ha tenido que tirar de Albertini, que fue precisamente el que en el minuto 43, a un suspiro del descanso, dejó saltar a Juanlu confiado en que esas chilenas sólo entran en las series de dibujos animados. Y vaya si ha entrado.

Pintaban bastos al descanso, pero otro suspiro ha tardado Márquez en empatar el encuentro con un remate con la puntera a un saque de esquina lanzado al primer palo por Xavi. De espaldas a la portería, el defensa mexicano ha rozado apenas el balón, que se ha colado en la portería de Juanma. A partir de ahí la historia ha sido la misma que antes del gol del Numancia: mucha inoperancia por parte del Barça, y ataques letales del equipo soriano, que de milagro no ha marcado merced a un tiro de Juanlu —el delantero sufrió un tirón a continuación que le dejó KO—.

Rijkaard ha apelado al milagro como lo hizo el pasado miércoles ante el Chelsea. Minutos después del gol introdujo en el campo a Iniesta, en sustitución de Giuly, y ya en el minuto 74, acuciado por la impotencia de su equipo, dio salida al argentino Maxi López, para lo que el sacrificado fue Ronaldinho. ¿Jugó mal el Barça? No. Más bien lo contrario. Pero si la Liga se gana o se pierde en estos campos es precisamente por esto, porque no basta con jugar bien el fútbol: los campeones ganan, y lo demás no. Así es este juego. Deliciosamente absurdo.

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