El Real Madrid demuestra su fe en Pamplona
El equipo madrileño remonta un gol ante Osasuna en El Sadar, donde llevaba desde 2000 sin vencer
Si el partido de esta tarde era un examen, el Real Madrid lo ha aprobado como habitúa, sufriendo lo indecible porque cualquier embestida deshace su defensa, y ganando porque si falla Roberto Carlos y luego falla Raúl siempre estará Owen para empujar el balón. Como descubrió ayer el Zaragoza ante el Barça, tener muchas ocasiones para ganar sólo significa que las tienes todas para perder.
Desde diciembre de 2000 no ganaba el Real Madrid en El Sadar, donde hasta ahora en esta temporada sólo había sacado tres puntos el Levante. Osasuna ha demostrado hoy las razones de esta estadística, desplegando lo mejor que tiene, dos delanteros demoledores —Webo y Morales— que apunto estuvieron de llevarse por delante la derrengada defensa madrileño, y desde luego los cimientos de su fracaso, una zaga vacilante que lleva encajados 39 goles, más aún que el equipo peor clasificado.
Vanderlei Luxemburgo se había pasado toda la semana trabajando el juego aéreo y tratando de mentalizar a sus futbolistas de que la visita a Pamplona era una más y el ambiente no debía intimidar al equipo. Los esfuerzos del técnico brasileño fueron en vano en la primera parte. Osasuna se comió Madrid, al que le costó hasta superar la línea del centro del campo. El equipo blanco fue incapaz de seguir el altísimo ritmo impuesto por los navarros, que se olvidaron de su desastroso comienzo de año para agarrarse a su orgullo e intimidar a los madrileños, superados en todo momento por el ambiente.
Con el balón en poder de Osasuna, el Madrid fue incapaz de construir más de dos acciones dignas de mérito y sus aproximaciones a la portería defendida por Sanzol fueron tan aisladas como inútiles. Todo lo contrario que Osasuna, que hizo emplearse al máximo a Casillas, convertido de nuevo en el mejor de su equipo. Valdo se aprovechó sin disimulo de las carencias defensivas y del mal momento de Roberto Carlos, que nunca agradecerá lo suficiente a Camacho los esfuerzos que hizo el técnico para que le renovaran por tres años; y Helguera y Samuel fueron incapaces de controlar el juego aéreo de Webó y Morales. Así llegó el primer tanto, con un balón peinado por Morales, ante la pasividad de Samuel, y que tras un error de Helguera llegó a los pies de Webó, quien fusiló sin piedad a Casillas. Una historia vista mil veces. El Madrid superado por la presión y el ambiente y con todas sus estrellas desaparecidas. En el cuerpo a cuerpo sólo Gravesen se sintió cómodo.
El Madrid no se aclaró tras el paso por los vestuarios y Osasuna, con un magnífico Valdo, continuó siendo el dueño de un partido que si se hubiera impuesto la lógica nunca debió perder. El Madrid nunca jugó como equipo, algo que hace tiempo dejó de ser noticia, pero tampoco aparecieron sus individualidades para desequilibrar. Sí lo hicieron para aprovechar los errores de un desafortunado Sanzol y dar la vuelta al resultado. Una falta a Raúl, absurda pero que existió, dio origen al empate. Roberto Carlos, en su única aportación positiva, disparó con virulencia, Sanzol sólo pudo quitarse el balón de encima, Raúl desperdició el rechace y Owen remató de cabeza a ras del suelo para marcar. Ahí comenzó a difuminarse Osasuna, que terminó de desaparecer con el tanto de Helguera, que aprovechó un mal despeje de Sanzol para dar a su equipo una victoria que por juego no mereció.
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