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Shevchenko, el goleador de hielo

El delantero ucraniano del Milan ha recibido el Balón de Oro 2004, entregado por la revista France Football. Sucede en el palmarés al checo Pavel Nedved y en la votación ha precedido a Deco y Ronaldinho.

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Andriy Shevchenko ha crecido sabiendo regatear los elogios y las críticas con la misma habilidad con la que se deshace de los defensas. Quizá por eso, el hecho de recibir el Balón de Oro no alterará su ánimo tranquilo, el mismo que le permitió superar a los 16 años el suspenso que recibió en el examen de fútbol del Instituto Superior de Deportes de Ucrania. Contestó correctamente a las preguntas de teoría, pero falló en la práctica, que incluía, entre otras cosas, control del balón y tiro.

Pese a ello su ilusión por el fútbol no desapareció y ese mismo año decidió dedicarse profesionalmente a este deporte. Fue después de participar en un torneo juvenil en Italia con el Dinamo de Kiev, a cuya cantera se había incorporado con 9 años.

Al dar ese paso se olvidó de sus sueños de destacar en el hockey sobre hielo, deporte que adora y al que dedicó gran parte de su niñez, y de incorporarse al ejército para seguir el ejemplo de su padre.

Gran aficionado al tenis, quizá influido por su amistad con Andriy Medvedev, Shevchenko encuentra la tranquilidad que le roba su profesión en la pesca y en la lectura. Aunque quizá sea lo contrario y la relajación que logra cuando tiene una caña o un libro en las manos es la que después traslada a los campos de fútbol.

Delantero con unas cualidades excepcionales, rápido, técnico, fuerte físicamente, y casi imparable en carrera, cuando controla el balón en un contraataque y encara a la defensa rival son muchas las probabilidades de que esa acción termine en gol.

A todo lo dicho hay que sumar su habilidad en el mano a mano y su magnífico disparo. Se mueve con gran inteligencia entre líneas, intentando buscar siempre el lado más débil de la zaga contraria, y aunque es más peligroso cuando tiene muchos metros delante de él, no resulta mucho más fácil pararlo en espacios reducidos. Su habilidad le permite entonces salir airoso de los lances más comprometidos.

4.000 millones de pesetas

Internacional absoluto con Ucrania desde hace casi diez años, los mismos que lleva como profesional, Shevchenko se dio a conocer en Europa gracias a sus excelentes actuaciones con el Dinamo de Kiev en la Liga de Campeones. Los clubes con las billeteras más grandes del continente se fijaron en él y uno por uno fueron pidiendo precio a los dirigentes del Dinamo. El más hábil, y el que más dinero puso, fue Silvio Berlusconi, que se lo llevó al Milan por 4.000 millones de pesetas. Pocas inversiones de Berlusconi han sido más rentables en la última década.

Los que dudaron de la capacidad de Andriy para adaptarse al fútbol italiano se rindieron a él al comprobar que a los porteros italianos los batía con la misma facilidad que a los ucranianos. El gran Altafini no tardó en bautizarlo como el heredero de Marco van Basten, mientras que Valery Lobanovsky, un hombre fundamental en la vida de Shevchenko, como él mismo ha reconocido, fue más allá y lo calificó como el mejor jugador del mundo.

Admirador de Zavarov y Mikhailichenko, Shevchenko ya ha superado los logros de ambos en la Serie A y está en la senda del propio Van Basten o Maradona, sus grandes referentes futbolísticos junto a Cruyff.

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