Ajustes de cuentas
Aunque la distancia también es social y política, se puede personalizar en futbolistas
El clásico presenta sus deudas pendientes entre dos clubes antagónicos, de comienzo por su vestimenta, pues no hay nada más alejado del blanco que el azul y el grana chillón de la zamarra culé.
Aunque la distancia también es social y política, se puede personalizar en futbolistas. Y de aquellos que recorrieron el camino de ida y vuelta (da igual en qué dirección primero), en estos momentos hay tres mediáticos: Etoo, Figo y Ronaldo. Y, en tono menor, Celades, del que el Barça prescindió y acabó en el Madrid vía Celta.
De menos a más. Ronaldo llegó al Madrid en 2002, cinco años después de dejar el feudo azulgrana atraído por el dinero italiano y las comisiones de sus representantes brasileños. José Luis Núñez no supo conservar al que era, sin discusión posible, el mejor jugador del mundo en aquél momento, con goles memorables al Compostela, al Deportivo o al Atlético. Se fue al Inter, donde el corsé táctico de Héctor Cúper le escandalizó al punto de buscar la puerta de salida hacia las estrellas, el Madrid de Florentino Pérez.
Figo
Protagonista de la 'gran traición', desde la óptica barcelonista, de la historia de las relaciones entre ambos clubes. Florentino se limitó a pagar su cláusula (10.000 kilos) y el portugués, a ganar más dinero en una negociación en la que Joan Gaspart no alcanzó las cifras madridistas.
Convertido por la presión mediática en un enemigo mondo y lirondo, soportó con estoicismo la derrota por 2-0 en su primera visita al Camp Nou (2000/2001), en un duelo que gravitó sobre su figura y descentró a un Madrid que no le usó para lanzar los córners.
Dos temporadas después, ya con Joan Gaspart desbocado en su huida hacia adelante, fue el centro de las iras más furibundas del catálago de odios del balompié nacional. Sí tiraba los córners, entre botellas y la mítica cabeza de cochinillo. El no va más y una clausura por dos encuentros al estadio barcelonés todavía sin cumplir, otra deuda.
El último llegado a este conflicto de identidades es un camerunés menudo, pero hiperactivo. Es Samuel Etoo.
Muy grande éste Etoo. Disgustado por no sentirse galáctico para el Real Madrid, que deseaba que esperara otro año en el Mallorca, 'trabajó' lo suyo (compromiso lo llaman) para que se convirtiera en realidad su sueño: triunfar en un grande. Además, con ganas de reafirmarse deportiva y socialmente, con una frase de diccionario de citas: "Correr como un negro para vivir como un blanco". El Madrid, con la cuota de su traspaso, fichó a Owen.
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