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Bulgaria 0 - Dinamarca 2 | Eurocopa 2004

Dinamarca envía a casa a Bulgaria

Dos latigazos de Tomasson y Gronkjaer definen el juego paciente y aseado de los daneses

Con una propuesta sencilla, sin alardes, pero, cuanto menos decente, Dinamarca se ha impuesto a una débil selección búlgara, que añora seguro mejores días. Con un simple ejercicio de colaboración, dándosela casi siempre a un tipo con la misma camiseta, con un escueto aporte de chispa por parte de Gronkjaer, los daneses han solventado la prueba de Bulgaria, que apenas ha inquietado al portero rojo y que dice adiós. Espera ahora Dinamarca noticias de Italia, que podría acercarles a cuartos.

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Que invente ellos parece ser la táctica de moda, al menos en esta Eurocopa, que se lo pregunten a Grecia. Bulgaria ha decidido que, frente a Dinamarca, era la táctica que más les convenía. Así, probablemente escarmentada por los cinco que le endosó Suecia y sabedora de su papel secundario en su grupo, Bulgaria ha regalado el campo a los daneses desde el primer minuto. Si por algún casual el balón pasaba el medio campo -el primer tiro a puerta de Bulgaria, a la media hora, ha sido desde 45 metros; lo siguiente, un ¡uyyy! por cortesía del meta danés- los defensas daneses podían conducir a la vuelta hasta más allá del centro sin que se viese siquiera una camisola enemiga. Con esa táctica puede pasar que, en una rápida combinación, te dejen en paños menores, lo que le ha ocurrido a Bulgaria al final de cada tiempo, con dos latigazos de Tomasson y Gronkjaer.

Ante ese rácano planteamiento, Dinamarca se ha puesto, paciente, a la faena desde el principio. Y, teniendo en cuenta que Bulgaria tampoco es Italia, los daneses, con un juego más que aseado, han gozado de un buen puñado de ocasiones, procedentes casi todas de una elaboración simple que terminaba haciendo llegar el balón a una banda, preferiblemente la izquierda, para lanzar un centro. Por esa banda campaba Gravesen, que se ha unido al carro, Jorgensen a veces y, a partir del minuto 20, la estrella danesa, Gronkjaer, de regreso tras la muerte de su madre.

Y a fe que se ha notado su entrada. Caracoleos, amagos, centros templados han empezado a cuajar y a generar ocasiones. Sin embargo, el tanto ha llegado en una variante. Tanto abrir el juego a la banda, alguna vez tenía que abrirse el centro. Gravesen, Jorgensen y Tomasson lo han visto y en una jugada fulgurante, han abierto la lata de forma sutil. Tuya, mía, tuya y dentro, visto y no visto.

Inofensivos

Mucho más aburrida ha resultado la segunda mitad, en la que los daneses, enterados de que Bulgaria no hacía daño, se han olvidado en parte de la sabrosa receta del primer tiempo. Apenas ha sucedido nada por las bandas, donde Gronkjaer ha dimitido en buena medida. Sólo algún trenzado en el centro del campo, faltos lo daneses de la profundidad y la ambición del primer periodo, ofreciendo un estéril y somnoliento dominio.

Suficiente, en todo caso, para controlar a los búlgaros, que apenas han enseñado las uñas en algún contragolpe. Pocas han sido las ocasiones en que se han acercado al área danesa, resueltas en su mayor parte con disparos lejanos, ante la incapacidad de desarmar a toques la defensa danesa. Sólo uno de estos lanzamientos, de Jankovic, llevaba aviso de gol. Y sólo un contragolpe parecía en condiciones de inquietar. Sin embargo, frenado en falta por Laursen, ha terminado con la expulsión de Petrov, por protestar. Así no había manera y así lo han entendido los búlgaros, que se marchan a casa.

Tomasson celebra, ante el portero búlgaro, el primer gol de Dinamarca.
Tomasson celebra, ante el portero búlgaro, el primer gol de Dinamarca.REUTERS

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