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Crónica:FÚTBOL | Vigesimosegunda jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ronaldo enmienda la desidia del Madrid (2-3)

El equipo madrileño remonta un 0-2 en una segunda parte vibrante

Medio partido le ha costado al Real Madrid darse cuenta de que no estaba en un estadio de postín ni en una de esas noches de gala ante jugadores de renombre, sino ante un esforzado Valladolid que ni siquiera contaba con su ariete, Makukula (ocho goles lleva en Liga) pero que se fue al descanso con un 2-0 a su favor. Eso sí, algo debió decirles Queiroz en el vestuario porque, ya de vuelta al campo, un plantel de estrellas fuera de serie, electrificado y liderado por un Ronaldo que no hace nada pero lo mete todo se merendó al Valladolid y recuperó el liderato que ayer le hurtó el Valencia.

El agujero del Real Madrid (que había vencido 7-2 al Valladolid en la primera vuelta) se descubrió cuando parecía que ya había pasado la tempestad. Tras los primeros 15 minutos, esos que el rival aprovecha siempre para acogotar al equipo de Carlos Queiroz y probar las manos de Casillas, y en el momento en el que parecía que el Valladolid había parado un poco para tomar aire, los muchachos de Fernando Vázquez se dieron cuenta de que la banda izquierda madridista era un filón que había que explotar.

Con Zidane de nuevo en la alineación, Solari retrasó su posición al lateral en lugar del lesionado Roberto Carlos. Y fue por allí, por el vacío entre el argentino y un aseado Mejía, por donde se coló Losada para poner el balón en el punto de penalti e invitar a Óscar a que adelantara al Valladolid de tiro raso. Y fue por allí, por el mismo abismo, por donde voló Fernando Sales para que el propio Óscar rematara de cabeza la sorpresa de la jornada. ¿Y el Madrid? Buscando su sitio.

Con el agua al cuello, bastó una mínima variante táctica para que el Madrid encontrara el lugar que le correspondía en el partido. Figo a la izquierda por delante de Solari y Zidane a su aire. Ahí se acabó gran parte del potencial del Valladolid, que bastante tuvo a partir de ese momento con intentar parar el caudal ofensivo de un Madrid reencontrado.

Y es que, cuando se impone el sentido común, todo resulta más fácil. Tanto, que al Madrid le bastó un cuarto de hora para equilibrar el resultado. Primero con un gol de Ronaldo, quien acertó a desviar un disparo de Zidane. Segundo con un penalti cometido por Peña y transformado por Figo. Con el 2-2 y un expulsado por cada equipo, el partido se desbocó y se jugó al límite.

Corría el minuto 75 cuando Guti se la puso a Ronaldo, el brasileño marcó la pausa y se la dejó a Zidane. El francés se deshizo de Marcos con una revolera de las del gran Manolo Velázquez y recortó a Bizarri al borde del área pequeña. El balón se fue alto, pero no por ello dejó de ser la jugada del año. Y con todos felices por un resultado que hubiera sido justo, apareció el más contento de todos. Ronaldo recogió el balón al borde del área y le dio, pegadito al palo, el triunfo al Madrid dentro de una fiesta de fútbol.

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