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Reportaje:FÚTBOL | Semana de clásicos

Fútbol y grandeza

Es más que posible que el verdadero galáctico del Real Madrid sea su pueblo

Es más que posible que el verdadero galáctico del Real Madrid sea su pueblo. Una masa social de cualquier clase y condición unida por el sentimiento común de un equipo de fútbol, por el orgullo de pertenecer y sentirse parte del Real Madrid, sin más, sin preguntar el origen ni el lugar de residencia y sin sentirse poseedores de la etiqueta clasista impuesta desde otros lados.

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Es más que posible que la verdadera grandeza del Real Madrid resida en que sus aficionados no miren a otros lados, no culpabilicen a los demás de los propios fracasos, asuman estoicos goleadas en el Camp Nou o pérdidas de Ligas en Tenerife, que no maldigan al resto de la ciudad cuando se sale a celebrar un doblete. Que vivan en pro y no en anti. Que la razón sea el Real Madrid y no de donde se venga o se vaya, ni de dónde vengan o vayan los demás.

Constructores, empresarios, políticos, monarcas, estrellas de la canción, de la televisión... Todo aquel que es o ha sido alguien en algún momento de su vida ha pasado por el palco del estadio Santiago Bernabéu, escaparate de celebridades, centro de negocios y mentidero de chismes. Una imagen mil veces repetida en todas las televisiones y esgrimida como símbolo del club.

Pero fuera de ese rectángulo existen otras 75.000 butacas, una ciudad y cientos de miles de seguidores. Gente que acude en riadas desde el extrarradio, en autobuses de peñas que se agolpan en Padre Damián o en trenes de cercanías con parada y fonda en la estación de Nuevos Ministerios. Un enjambre que ve en las dos horas semanales de fútbol en La Castellana el momento de sentirse grande, de pertenecer al mejor club del mundo, de disfrutar tras una semana de lucha más o menos cruel con la vida. Gente que lo único que mira con recelo es cómo se comercializan los sentimientos de pertenencia, cómo se exclusiviza desde el otro lado la estética del perdedor cuando, salvo en esos 90 minutos de fútbol, el perdedor es uno mismo. .

Pertenencia

Una afición que no se preocupa ya en refutar con argumentos las miles de leyendas urbanas que se cuentan como verdades aboslutas. Que incluso entiende que los próceres habidos y por haber, incluido el ya habitual presidente del Gobierno, acudan al palco del Bernabéu. Pero no por simpatía o antipatía, sino porque el espectáculo lo requiere. Pero la grandeza, los títulos y el sentimiento de pertenenencia no entiende de clases.

Cuentan quienes lo vieron en el estadio Santiago Bernabéu que, sin moverse un solo milímetro, Frank Sinatra conmovió con su sola presencia. Preguntado a tal efecto, el más significado miembro del rat-pack contestó: "Yo no vendo voz, vendo estilo". El Real Madrid vende fútbol, estilo y grandeza. El motor que mueve a los del palco y al resto de madridistas de todo el planeta.

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