España atropella a Noruega de camino a la Eurocopa
La selección española, muy superior a su rival, se impone con goles de Raul, Vicente y Etxeberría
Sin nieve, sobre un campo de patatas con más tierra que césped, y ante un rival tan tosco como romo, la selección española se ha puesto el mono de picar y ha desenterrado un billete de segunda pero billete al fin y al cabo a la próxima Eurocopa. España domina secretos de alquimia de los que Noruega ni siquiera ha oído hablar. Dos destellos de genio y una patochada del portero rival han bastado así para dibujar un marcador (3-0) incapaz de reflejar en cualquier caso la superioridad y suficiencia insultante del equipo español.
España se une así a los 13 equipos ya clasificados para la Eurocopa que se disputará el próximo verano en Portugal: el anfitrión, Francia, República Checa, Suecia, Bulgaria, Dinamarca, Alemania, Grecia, Inglaterra, Italia, Suiza, Letonia y Croacia.
Quizá el espejismo nació con el gol temprano del equipo noruego en el partido de ida, disputado en Valencia el pasado sábado y que a la postre ganaría España por 2-1. O quizá la culpa la tiene el no haber terminado en la cabeza del grupo de clasificación de la fase previa (plaza ocupada por Grecia), lo que abocó a jugar la ronda de repesca a doble partido. En cualquier caso, el vértigo proverbial que lastra al equipo español en las grandes citas se adelantó esta vez, e incluso ante un rival tan huérfano de medallas como Noruega el clima previo a la eliminatoria se pobló de sombras y canguelo.
Despejada esta mañana la amenaza de la nieve, que ayer pretendía con furia sepultar Oslo, España apenas tardó unos minutos en demostrar que cuando se juega en varias dimensiones más que el rival sólo una hecatombe puede servir de excusa para la derrota. La selección española construyó casi desde los primeros minutos un muro de aire en el centro del campo, y no aflojó el paso hasta que uno de los balones que irremediablemente rebotaban en la línea media y se dirigían de nuevo a la portería noruega acabara en la red. Fue Valerón, al que seguro envidiaría Harry Potter de tener televisión para disfrutar con sus carantoñas al balón, el que lanzó un pase por delante de la defensa en línea de Noruega. Al otro lado estaba Raul, que no ha nacido para perdonar.
Con dos goles de ventaja en el global de la eliminatoria, España aflojó la presión y se dedicó a disfrutar. Poco tardó en abrirse el tarro de las esencias. Al regreso del descanso, la lluvia de filigranas sepultó a un rival que apelaba a su tamaño (gigantes con pies de barro) y a puñaladas de fuerza para reivindicar su lugar en el campo. Pero allí sólo cabían los genios. Vicente se subió desde la banda en el minuto 48, esquivó a un rival y lanzó el balón hacia la izquierda mientras el portero caía hacia la derecha.
No ha tenido su noche Olsen. Apenas seis minutos después despejaba un balón con el lateral del pie y la pelota rebotaba en la cabezota de Etxeberría. Bellísima parábola, como si de una volea se tratara, y a la red. 3-0. El gesto nefando sin embargo aún se lo reservaba: en el minuto 72 un aficionado saltaba al campo y el portero le placaba con una patada karateka, lo alzaba del cuello de la chaqueta y lo empujaba lejos de sí. Y además se quedaba con su gorrito.
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