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ZARAGOZA 3 - VILLARREAL 2

El Zaragoza se abona a la agonía

Ni con dos goles de ventaja ni con un jugador más. Ni siquiera así los zaragocistas pueden vivir tranquilos. Así quedó demostrado ante el Villarreal, que perdió una gran ocasión de puntuar. El tembleque del Zaragoza a estas alturas de la Liga es notable, lo que da más importancia a su agónica victoria. Y eso que dio muestras de tener una entereza y una disposición diferentes a otras ocasiones. Leyó mejor que su rival el partido y se dio cuenta de que el factor decisivo sería la brega.

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No lo entendió así el Villarreal, que, para cuando dejó de jugar al toque, con un fútbol demasiado vistoso para la ocasión, ya se encontraba dos tantos por debajo. Una torrija que le costaría muy cara. Víctor Muñoz, siempre valiente, planteó un partido abierto, con Guayre, Víctor y Craioveanu como armas ofensivas. Pero no se esperaba que ese caudal lo contrarrestarían sus centrales. Unai y Quique Álvarez hicieron agua y fueron, en efecto, un factor desequilibrante para sus intereses.

Ballesteros sustituyó al primero en el descanso y, desde la nueva solidez defensiva, el Villarreal se lanzó por la remontada. Jorge López y Víctor, una gran pareja, empezaron a llegar al marco rival. Los nervios se apoderaron de los aficionados locales, que veían cómo su equipo se echaba descaradamente atrás. Y lo que tenía que pasar pasó. El Villarreal empató y se hizo dueño del partido.

Pero, cuando más fácil parecía que lo tenía el cuadro castellonense, un penalti salvó al Zaragoza.

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