El Madrid se impone al Barcelona en un partido poco vibrante (2-0)
Los goles de Morientes y Figo acercan al Madrid a tres puntos del Barça
El Real Madrid ha dado un golpe de efecto a la Liga con un triunfo más que trabajado ante un Barcelona que empezó mejor pero que fue perdiendo fuelle a medida que corrían los minutos.
Un Barcelona ordenado, que presentaba al inicio del choque los claros síntomas de un equipo dispuesto a reflejar sobre el campo lo que ya enseñaba la clasificación, entró sin quererlo en la apuesta madridista por el juego a ráfagas.
El Barcelona tan sólo enseñó los dientes en los primeros minutos, en los que, sin demasiado buen juego, pero con más empuje que un Real Madrid descosido, ponía cerco a la portería de Casillas. Overmars y Rivaldo protagonizaron esta primera fase, prolegómeno de un partido que fue decayendo en ritmo y juego con el transcurrir del tiempo.
La tensión que genera un encuentro de esta naturaleza sólo afloró en el primer tiempo, cuando ambos equipos hicieron gala de la categoría que atesoran sus plantillas millonarias.Esa tensión hizo saltar chispas entre Rivaldo y Hierro, que se enzarzaron en la única tangana del partido. Un manotazo del central blanco provocó el enfado del brasileño, que se encaró con el malagueño a cabezazos. El rifirrafe, sin embargo, terminó sin castigo.
El devenir liguero del Madrid hacía pensar en un partido donde la urgencia predominase sobre el orden que exhibe en sus citas continentales. Y así fue. El Madrid aprovechó el frenético ritmo y se adelantó en el luminoso con un gol de Morientes después de un rechace. El Moro puso patas arriba el planteamiento ordenado de 'Charly' Rexach, que le estaba dando resultados en los primeros compases del encuentro.
El tanto nació de las botas de Zidane, que habilitó a McManaman. El centro de éste fue rematado por Raúl en primera instancia. El balón, rebotado en un defensa, quedó franco para el de Sonseca que sólo tuvo que empujar el balón, en posición clara de nueve.
Un gol y otro partido. Como un bálsamo, el acertado cabezazo de Morientes dio un vuelco a un encuentro que le estaba poniendo muy mala cara al Madrid. El once blanco cambió de gesto y se lanzó, con Figo y un iluminado McManaman a la cabeza, a la caza de un segundo tanto que le diese la tranquilidad.
Más que tranquilidad, el tanto del ariete madridista trajo la lentitud, el tedio y las imprecisiones a un segundo tiempo que parecía abocado a dejar todo tal y como estaba al cierre de la primera sesión. El gol de Morientes durmió al rival y a sus propios compañeros. Un Madrid conformista y mucho más cómodo que en el arranque mantenía la iniciativa en el juego, mientras los catalanes no conseguían hacerse con el balón y apenas sobrepasa el medio campo.
Pero Figo no estaba por la labor de dejar a su ex equipo indemne. Cuando ya caía el telón, una magistral jugada al primer toque entre Makelele y Zidane hacía llegar el balón a Raúl, que dejó una de sus maravillas sin tocar el balón. Con una mirada, el delantero madridista dejó sólo a Figo, que sólo tuvo que ajustar su disparo al palo largo para echar el cierre a un partido que perdió intensidad y que no estuvo a la altura que reclama la enorme cantidad de millones que mueven ambas plantillas y, sobre todo, a lo que la afición espera de una cita que sobrepasa lo futbolístico.
Con su victoria, el Madrid deja en tres puntos la diferencia favorable al Barça, enganchándose al carro de la Liga, una Liga a la que casi habría dicho adiós de haber dejado los puntos en manos del Barça.
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