_
_
_
_
FÚTBOL | 34º jornada de Liga

El árbitro maneja el partido (Deportivo 2 - Alavés 1)

El Deportivo superó al Alavés jugando con uno menos en un encuentro con tres penaltis

El Deportivo había tenido problemas desde el principio ante un Alavés que no se anda con los señoritismos de otros: ese cansancio mental que tanto afecta a los equipos de más altos vuelos no va con el conjunto de Mané, que, a pesar de su histórica cita del miércoles en Dortmund, encaró el partido con la humildad, la abnegación y la claridad de ideas que le distinguen.

Si el Deportivo ya lo estaba pasando mal al principio, la desventaja en el marcador y en la alineación parecía abocarlo a una noche de pesadilla. Curiosamente, el efecto fue el contrario. El público y los jugadores se encabritaron, y el Deportivo, herido por la incompetencia ajena, sacó el orgullo.

Más que jugar, empujó, pero la reacción tuvo la virtud de inyectarle un vigor que no había tenido al principio. Bien es verdad que el Deportivo volvió a salvarse gracias a Molina, que confirmó su excepcional temporada. El guardameta mantuvo un duelo con Javi Moreno que alcanzó momentos de western: en tres ocasiones se enfrentaron cara a cara y sin testigos, y en las tres Molina se llevó la pelota.

Desde la grada y desde el campo, el árbitro no cesaba de recibir presiones, y la táctica, como era previsible conociendo el percal, dio resultado. Cuando el descanso se acercaba, Contra cargó un poquito a Víctor en el área, el deportivista se cayó y el árbitro pitó un penalti que nunca lo hubiese sido de no mediar todo lo anterior.

Y así como le habían echado a patadas del choque, el Deportivo recibió un empujón para regresar a él. Con una novedad, además: a la siguiente ocasión, el árbitro acertó.

Al poco de empezar la segunda parte, Contra derribó a Víctor y el segundo penalti sirvió para que Tristán se reivindicase en su pulso con Irureta, para que su antiguo equipo, el Mallorca, cobre 300 millones de pesetas(recompensa estipulada en el traspaso si el jugador rebasaba los 15 goles) y para que el Deportivo saliese de las cuerdas.

El Alavés se vio en la situación que menos le gusta, obligado a llevar la iniciativa, y ya no supo cómo manejar el partido. Además, el árbitro se cansó de pitar penaltis. Y eso que pudo haber alguno más en el área deportivista. Pero la feria ya no daba más de sí.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_