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‘Enemigo del pueblo’, de Francisco Coll, una música admirable pero con escaso vuelo dramático

El Palau de Les Arts celebra con éxito el estreno absoluto de la primera ópera extensa del reconocido compositor valenciano, dirigida por él mismo, a pesar de un libreto deficiente de Àlex Rigola

Tras el exitoso estreno de la ópera breve en inglés Café Kafka, de Francisco Coll (Valencia, 40 años), escrita para cinco cantantes y diez instrumentistas, en el Linbury Studio Theatre del Covent Garden de Londres en marzo de 2014, la prensa británica mostró de inmediato interés por una ópera suya de gran formato.

“¿Qué viene ahora, señor Coll?”, preguntó Eduardo Benarroch en Auditorium Magazine; Mark Berry elogió su “gran talento” en Boulezian; Michael Church llegó a apostar en The Independent que esta breve pieza dramática, divertida y surrealista, de 45 minutos, “podría convertirse en un clásico”; y Helen Wallace planteó en BBC Music Magazine la gran pregunta: “¿Podría Coll ser el compositor que España ha estado esperando durante tanto tiempo?”

La respuesta a toda esa expectación se materializó el pasado miércoles 5 de noviembre en Valencia con Enemigo del pueblo. Se trata del primer estreno operístico del Palau de les Arts —donde Coll también presentó Café Kafka en 2016— en una coproducción con el Teatro Real, que llegará a Madrid en febrero. Cabe destacar que el compositor valenciano acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Música en la categoría de Composición.

Coll ya había recibido en 2014 una propuesta de la Royal Opera House de Londres, e incluso inició un proyecto en inglés junto a Meredith Oakes —libretista de su ópera breve— basado en El sueño de un hombre ridículo, de Dostoievski. “Desde entonces, y ha pasado más de una década, he estado pensando en varios posibles temas para mi próxima ópera: Lope de Vega, Lorca, Borges, Beckett, entre muchos otros. Algunos de ellos calaron tan profundamente en mí que, una vez desechados como ideas para la ópera, sentí que tenía que hacer algo con ellos”, reconoce el compositor en el programa de mano.

La idea de una ópera basada en la famosa obra teatral Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen —donde un doctor es repudiado por denunciar la contaminación del próspero balneario de su localidad— surgió durante la pandemia. No existía ningún precedente operístico conocido de la misma, aunque sí muchas adaptaciones teatrales y cinematográficas, e incluso inspiró Tiburón, la novela de Peter Benchley que Steven Spielberg llevó al cine.

Les Arts y el Teatro Real pusieron en contacto a Coll con Àlex Rigola para la redacción del libreto. El dramaturgo catalán había dirigido en 2018 una adaptación muy libre de este drama en el Pavón Kamikaze de Madrid, con gran participación del público. No obstante, su versión para la ópera de Coll, redactada en español, se aproxima mucho más al texto original de 1882.

La acción se centra en cinco personajes, sin una ubicación espacial ni temporal precisa, a los que se suma un sexto personaje mudo y el pueblo, representado por el coro. La trama se comprime en ocho escenas distribuidas en dos actos, en lugar de los cinco originales. Todo gira en torno a los dos hermanos antagonistas —el Doctor y el Alcalde—, mientras se refuerza la figura femenina de Petra, hija del Doctor, cuya esposa falleció hace dos años. Se mantiene el personaje del director del periódico, –aquí llamado Mario– y se introduce uno nuevo: Marta, que representa a una empresaria. Finalmente, el personaje mudo, Morten —suegro del Doctor—, conserva su nombre original.

Aunque el compositor reconoce en el programa de mano la buena disposición de Rigola para adaptar su libreto a las necesidades de la música, no parece haber existido una conexión especial entre ambos. Este aspecto contrasta con una constante en la ópera contemporánea, ejemplificada por la reconocida colaboración entre George Benjamin y Martin Crimp. La trama no consigue desplegar un verdadero vuelo dramático a lo largo de sus 80 minutos sin interrupciones, y la dirección escénica —también a cargo de Rigola— adolece de una limitada conducción actoral. Tampoco ayudan la escenografía monótona ni el sencillo vestuario de Patricia Albizu, restringidos a una playa paradisíaca, apoyada por el vídeo de Álvaro Luna, que va tornándose gris, rojiza y oscura a medida que avanza la acción, en combinación con la iluminación de Carlos Marquerie.

Lo mejor de todo es la extraordinaria música de Coll, admirablemente dirigida por el propio compositor al frente de la siempre sobresaliente Orquestra de la Comunitat Valenciana. La ópera arranca con un pasodoble taurino en compás de 7/8, tan cojo como chillón y grotesco, un divertido guiño a El gato montés, de su paisano Manuel Penella, que también se estrenó en Valencia hace poco más de un siglo. Ese pasodoble se transforma en un leitmotiv que retrata la corrupción moral y política del Alcalde. Sin embargo, la ópera está surcada de principio a fin por exquisitos interludios orquestales, repletos de gestos explosivos y melodías sincopadas, magníficamente orquestados y plenamente representativos del estilo de Coll.

La escritura vocal abunda en un recitativo declamado y parlato de carácter algo mecánico, aunque Coll introduce variedad mediante saltos al sobreagudo y puntuales vetas líricas donde parece detener el tiempo. Por ejemplo, en la primera de ellas se evoca el próspero balneario. El acompañamiento está bien equilibrado con las voces, y no faltan guiños melancólicos o sarcásticos, como esos glissandi de trombón que remiten a La nariz, de Shostakóvich. En todo caso, las influencias están ahora perfectamente diluidas en la voz personal de Coll, a diferencia del protagonismo evidente de Ligeti en Café Kafka.

En el primer acto, la escena 2 —donde se produce la confrontación entre los dos hermanos, entre la verdad incómoda que denuncia el Doctor y el conformismo social y político que encarna el Alcalde— no logró imponerse del todo. Musicalmente, destacó la escena siguiente, en la que Petra descubre la traición de Mario hacia su padre, por quien quizá se siente atraída. La joven canta el melancólico arioso Amar es vida, placer y dolor, uno de los momentos más bellos de toda la ópera. En la cuarta escena aparece el coro que representa a la multitud, pero la intensidad musical de la quinta —donde el Doctor experimenta su soledad— no se tradujo en un impacto dramático equivalente.

En el segundo acto, todo fluye con más naturalidad. Comienza con una divertida escena en la que se representa la multitudinaria reunión convocada por el Doctor en su estudio, precedida por una paródica sevillana rociera interpretada por el Alcalde y Marta, y en la que un coro multiforme declara al Doctor enemigo del pueblo. La segunda escena yuxtapone el dolor del médico, la despedida de su hermano y la incomprensible actitud de su suegro, quien ha invertido la herencia de su nieta en acciones del balneario que no valdrán nada. Para la escena final, Coll reserva un melancólico dúo entre el Doctor y Petra, otro de los momentos más hermosos de la obra, que incluye un homenaje a Robert Schumann mediante la disolución de la armonía del primer movimiento de su Sonata para violín y piano en la menor, Op. 105, escrita cuando el compositor comenzó a experimentar los primeros síntomas de su locura.

El reparto vocal no resultó especialmente atractivo en su conjunto, a pesar de la entrega incuestionable de sus integrantes. Destacó por encima de todos la soprano estadounidense Brenda Rae, quien desplegó poderosas coloraturas en su papel de Petra y elevó su arioso con un exquisito dominio de la dinámica. El barítono murciano José Antonio López fue un Doctor solvente, aunque excesivamente tenso y vibrante en el registro agudo. Lo mismo puede decirse del tenor granadino Moisés Marín como Alcalde, quien sorteó con valentía las extremas exigencias de tesitura de su personaje. Correcto el barítono aragonés Isaac Galán como Mario, junto a la Marta de la mezzosoprano británica Marta Fontanals-Simmons. Menos integrado dramáticamente en el conjunto estuvo el actor Juan Goberna en su papel de Morten. En cambio, merece una mención especial el Cor de la Generalitat Valenciana, que resolvió con maestría los complejos pasajes en divisi escritos por Coll.

Enemigo del pueblo

Música de Francisco Coll. Libreto de Àlex Rigola, basado en En folkefiende (1882) de Henrik Ibsen. Reparto: José Antonio López, barítono (Doctor); Moisés Marín, tenor (Alcalde); Brenda Rae, soprano (Petra); Isaac Galán, barítono (Mario); Marta Fontanals-Simmons, mezzosoprano (Marta); Juan Goberna, actor (Morten). Cor de la Generalitat Valenciana. Director del coro: Jordi Blanch Tordera. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Dirección musical: Francisco Coll. Dirección de escena: Àlex Rigola.

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