Vibrante enredo shakespeariano

Si El vergonzoso en palacio inauguró el martes la nueva temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), otra grandísima comedia de enredos abrió su programación paralela de producciones de mediano formato, el magistral Sueño de una noche de verano de Shakespeare, cuyos versos vibran ahora más que nunca en directo, después de siete meses de silencio por la pandemia. Bárbara Lluch firma una juvenil puesta en escena del texto en complicidad con la cantera de actores de la compañía, frescos y bien plantados sobre las tablas, aunque sobre todos ellos brilla la veterana Teresa Lozano en el papel del duende Puck, tan guasón como debe serlo este personaje, pero también compasivo con los mortales: como un amoroso padre que observa pero no juzga las flaquezas de sus hijos.

La trama de Shakespeare es un artefacto perfecto que hace converger a cuatro jóvenes que viven amores cruzados con los habitantes sobrenaturales de un bosque mágico. La directora mueve muy bien los enredos de los enamorados y resuelve con mucho ingenio las escenas más cómicas, pero la atmósfera de su puesta en escena es quizá demasiado realista: no alcanza esa textura de ensueño que tantas veces evoca Puck en sus parlamentos.

Quizá tenga que ver en ello el hecho de que la versión del texto que ha hecho Carolina África sitúa la trama de los amantes en el presente, con muchos guiños y referencias a la actualidad y un marcado acento en las reivindicaciones de los personajes femeninos: por un lado, esa estrategia acerca la obra al espectador de hoy, pero por otro le quita vuelo poético.

Sueño de una noche de verano. Texto: William Shakespeare. Dirección: Bárbara Lluch. Teatro de la Comedia. Madrid. Hasta el 8 de noviembre.