En la jungla, a por el pan
'Babelia' propone a fotógrafos que escojan una imagen de la que guardan un recuerdo especial. Lúa Ribeira, la tercera española que pasa a formar parte de la prestigiosa agencia Magnum, elige una captada en Tijuana
Cerca del muro que separa México de Estados Unidos hay un lugar que alberga una frondosa vegetación. Pertenece a Playas de Tijuana y se le conoce como La Jungla. Allí fue a parar la fotógrafa Lúa Ribeira (As Pontes, Galicia, 1986) como parte integrante de LINEA:The Border Project, un proyecto puesto en marcha por la agencia Magnum en mayo de 2019 con el fin de ensanchar la mirada que se ofrece de esta frontera. El resultado de aquella intensa semana de trabajo se materializó en una serie llamada La jungla, a la que pertenece esta fotografía que la autora ha decidido destacar dentro de su corta pero relevante trayectoria. Un recorrido que la ha llevado a convertirse, desde el pasado mes de junio, en miembro asociado de la mítica cooperativa de fotógrafos.
“La Jungla es un paraje por donde muchos intentan atravesar el muro. La alta y densa vegetación lo convierte en un lugar propicio para ello. Descubrí que había un grupo de cerca de una docena de hombres viviendo allí. Quise conocerlos, acercarme a ellos y centrar el proyecto en sus vidas”, relata la fotógrafa. “De la fotografía que he elegido me atrae el gesto, tiene mucho poder. Me resulta interesante el equilibrio que se establece entre mi expresión como fotógrafa y la del protagonista. Me gustan las tensiones que se generan entre fotógrafo y fotografiado, las incertidumbres y los accidentes que conllevan. Fue el propio protagonista quien al tumbarse tuvo el gesto de agarrar un pedazo de pan y ponérselo sobre el pecho. Es precisamente el entendimiento tan fuerte que surge a través de un gesto tan simbólico, la capacidad de generar ese momento entre los dos, lo que convierte esta imagen en algo especial para mí”.
Rodeado de vegetación, con la mirada fija al infinito, un joven se aferra a la vida en su lucha por el pan. Al ver la imagen, uno no puede evitar establecer comparaciones con la Ofelia del prerrafaelista John Everett Millais. En ambas obras se palpa el fino hilo que separa la vida de la muerte, también el infortunio del vivir. En la imagen se perciben dos de las características que ayudan a definir la obra de la artista: su personal uso del color y un acentuado carácter teatral dentro de una normalidad aparente. “No me di cuenta hasta mucho después de la similitud con Ofelia”, reconoce la autora. “Y son muchos los que me preguntan si la foto ha sido escenificada, pero no es así. En los entornos en los que yo trabajo sería muy difícil. Las imágenes van surgiendo a través de la interacción. Trabajo con elementos muy sencillos intentando que la información temporal o circunstancial quede absorbida por el contexto. Eso me lleva a pensar en la imagen de una manera mas pictórica. Debido a que la fotografía en sí ofrece tantos detalles y tanta acumulación de información, soy partidaria de intentar que lo circunstancial desaparezca un poco para sacar algo más de la figura y de lo gestual, algo que enlace con la gente y lo colectivo. Mis proyectos siempre acaban teniendo una coherencia cromática clara. No soy partidaria de distorsionar el color. Me interesa la crudeza del color real, que la imagen sea un 'cuadradito' de esa realidad. La imagen está hecha con una cámara digital que me proporciona la crudeza cromática y el detalle que persigo”.
La imagen compone una metáfora más dentro de una obra que permite a la autora diseccionar el mundo. La fotografía le sirve como medio para observar desde los márgenes,“entendiendo por marginal aquello que te hace mirar desde otro punto de vista para aprender a ver de otra manera”, matiza. “Se trata de salirse del camino marcado, y permanecer allí un tiempo sin saber muy bien qué hacer”. En su presentación dentro de la página web de Magnum dice estar “interesada en las monjas, los ladrones y los jardines. En el arraigo del cuerpo, la brujería, las recepciones de los hoteles y en las puertas del cielo. En fantasmas, en directores de funeraria y en la gravedad”. “Me interesan las imágenes que encierran un interrogante. Siempre digo que me gustan las fotos malas, en el sentido de que si son buenas ya está todo resuelto. En mis fotos siempre hay cosas que molestan, que se salen de lo ortodoxo. Eso me hace empujar y experimentar con lo que en teoría mal, intentar defenderlo, aprender del error”.
Tras estudiar diseño gráfico en Barcelona, obtuvo una licenciatura en Fotografía Documental por la Universidad del Gales del Sur. En la actualidad ha fijado su residencia en Bristol, Inglaterra. Su obra ha merecido varios galardones, entre los que destaca el Jerwood Photoworks Grant, y ha sido expuesta en distintos festivales internacionales, incluido PHotoEspaña en 2014. “La fotografía me atrajo como una forma de hacer algo no útil”, confiesa con ironía, ”es una forma de rebelión, de buscar otra manera de ver la vida y encontrarme con gente que en otras circunstancias no me tropezaría”. Dice cuestionarse cada vez más la definición de fotografía documental: ”No tengo interés en documentar. Como mucho, documento el encuentro al que da lugar la fotografía. Creo que es hora de replantearse la tradición del documentalismo, incluso la propia idea”. Una renovación que desde hace tiempo lleva poniendo en práctica Magnum, donde se espera que Ribeira pase pronto a ser miembro de pleno derecho. El proceso de aceptación total supone como mínimo cuatro años, e implica superar dos etapas, la de miembro nominado y la de asociado, durante las cuales los fotógrafos deben presentar un porfolio que acredite su valía. La fotógrafa gallega sigue los pasos de Cristina de Middel y Cristina García Rodero (miembro de pleno derecho desde 2009). “Magnum me ha ayudado un poco a salir de unos parámetros que yo tenía ya establecidos, y a liberarme de ideas preconcebidas para hacer algo distinto a la hora de tratar temas de actualidad y relevantes. Siento que estoy en un momento de aprendizaje”.
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