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Caminar por el aire: las grandes citas españolas del arte

Con un ojo puesto en un posible rebrote, la temporada artística se mantiene cauta, pero ultima dos platos fuertes: ‘Invitadas’ y una monográfica sobre Mondrian y De Stijl

'Um maravihoso emaranhado' (2020), de Isaac Julien, en la galería Helga de Alvear (Madrid).
'Um maravihoso emaranhado' (2020), de Isaac Julien, en la galería Helga de Alvear (Madrid).

Hubo un tiempo en que cualquiera sabía qué era el arte, cuál era su lugar y para qué servía. Entonces narraba la historia sagrada, representaba los personajes, los episodios y las verdades con mayúsculas de una cosmovisión religiosa conocida por todos. Nada podía salir mal en esa ruta fija de lo imaginario, donde apenas había insatisfacción ni posibilidad de perder el rumbo. En el momento en que empezaron a agotarse las certezas, todo cambió. Desde que dejó de ser una obviedad, la creación empezó a huir de los imperativos de la utilidad cotidiana y de la comunicación habitual, y elevó a la quintaesencia su carácter anarquista: ese que está en permanente disenso y el que crea desde la incertidumbre. Seguramente ese sea su mayor poder hoy, cuando nadie entiende nada, tampoco el arte. Poner en orden el desorden. Alzar la voz. La mejor banda sonora para los tiempos que corren.

Sin duda corren tiempos difíciles. Lo saben artistas, galerías y museos, que estos días se miran de reojo con gesto de sorpresa, como quien ve a alguien andar por el aire. Toda la programación de exposiciones está así: flotando en el calendario. Muestras como la de Magritte en el Thyssen-Bornemisza de Madrid se posponen un año entero, hasta septiembre de 2021. Otras se han cancelado por los bajos ingresos que han dejado este año, como la de Meret Oppenheim en el Museo Picasso de Málaga. Un problema de sostenibilidad económica que será el gran tema del nuevo curso artístico, con museos sin medios, sin personal y con agotamiento. También cómo se adaptarán los programas educativos a un entorno online, cómo va a vivir el artista con una situación de por sí precaria, y cómo el espectador acostumbrado a la experiencia física (y humana) del arte hará de Internet su nueva diatriba. Por no hablar de la escasa tensión cultural que se ha comido la emoción del encuentro.

Con ese dilema y el nuevo rebrote encima, los galeristas se preparan ya para la apertura de la temporada, escalonada según la ciudad: en Madrid, el 10 de septiembre; en Barcelona, el 17, y en Valencia, el 25. Todo con cautela, esquivando el vernissage masivo, y con un buen elenco de artistas españoles: Elena Asins (galería Elvira González), Cristina Lucas (Albarrán Bourdais), Pere Llobera (F2), Aurèlia Muñoz (José de la Mano), Miguel Marina (Ana Mas Projects), Miguel Ángel Campano (Carles Taché)… Algo que se extiende, también, a los centros de arte y museos: José Luis Alexanco (Sala Alcalá 31, 10 de septiembre), Xisco Mensua (IVAM, 15 de septiembre), Carmen Laffón (CAAC, 18 de septiembre), La Ribot (GCAC, 18 de septiembre), Regina Giménez (Patio Herreriano, 19 de septiembre), Carles Congost (La Casa Encendida, 8 de octubre), Mabi Revuelta (Azkuna Zentroa, 14 de octubre), Fina Miralles (MACBA, 5 de noviembre), Azucena Vieites (Alcalá 31, 26 de noviembre), June Crespo (Artium, 4 de diciembre)… Aunque tampoco defraudarán Isaac Julien (Helga de Alvear, 10 de septiembre), Walid Raad (TBA21, 5 de octubre) y John Akomfrah (CAAC, 13 de noviembre).

'Contra-Composition of Dissonances XVI' (1925), de Theo van Doesburg, parte de 'Mondrian y De Stijl', en el Reina Sofía.
'Contra-Composition of Dissonances XVI' (1925), de Theo van Doesburg, parte de 'Mondrian y De Stijl', en el Reina Sofía.

Aunque si hay dos muestras sobre las que se acumula la expectativa son Invitadas en el Museo del Prado (14 de octubre) y Mondrian y De Stijl en el Museo Reina Sofía (11 de noviembre). La primera aborda el papel de la mujer en el sistema español del arte en el siglo XIX y los primeros años del siglo XX a través, principalmente, de fondos del museo. El mayor reto que ha tenido la pinacoteca entre manos hasta la fecha. La de Mondrian se remonta un siglo atrás, a octubre de 1917, cuando, en plena Primera Guerra Mundial, un grupo de jóvenes artistas holandeses buscaron un estilo artístico capaz de derribar las fronteras entre disciplinas, donde la pintura podía ser arquitectura, las artes aplicadas se convertían en escultura y el diseño adquiría rango de arte. Ya entonces, lo más cercano a cualquier idea de futuro.

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