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Kit de supervivencia cultural para el encierro (día 50)

‘Babelia’ recomienda los mejores libros, discos, películas, series, cómics y videojuegos para disfrutar en casa

'Algunos círculos', obra de Vassily Kandinski de 1926, imagen de cubierta de 'Ella pisó la Luna'.
'Algunos círculos', obra de Vassily Kandinski de 1926, imagen de cubierta de 'Ella pisó la Luna'.VEGAP

Babelia propone un libro, un disco, una película, una serie, un cómic y un videojuego cada día, mientras dure el confinamiento en los hogares y la parálisis del sector del ocio, para poder disfrutar de la cultura desde casa.

UN LIBRO: Ella pisó la Luna. Ellas pisaron la Luna, de Belén Gopegui

Las madres son un género literario al que han hecho grandes contribuciones autores y autoras como Albert Cohen, Angelika Schrobsdorff, Albert Caraco, Annie Ernaux, Mary Karr, Richard Ford, Alison Bechdel, Delphine de Vigan, Soledad Puértolas, Milena Busquets o Julián Herbert. También Belén Gopegui. En marzo del año pasado pronunció una conferencia en el CaixaForum de Madrid dentro del ciclo Ni ellas musas ni ellos genios, dedicado a cuestionar la historia de la cultura como un relato protagonizado por individuos excepcionales, generalmente hombres que en ocasiones tenían a su lado a una mujer con el mismo talento que ellos. Las coordinadoras, Laura Freixas y Pilar Vicente de Foronda, le habían pedido que hablara de la relación entre Rafael Sánchez Ferlosio y Carmen Martín Gaite, pero la autora de La conquista del aire hizo una contrapropuesta: hablar de sus propios padres.

Luis Ruiz de Gopegui es un físico conocido sobre todo por haber sido el hombre de la NASA en España cuando el Apolo XI llegó a la Luna en 1969. Margarita Durán fue una mujer dedicada a cuidar a su hija Miriam, aquejada de una anoxia neonatal -falta de oxígeno en el cerebro- que le impidió siempre valerse por sí misma. Fue eso, pero también alguien que colaboró con el Padre Llanos en el Pozo del Tío Raimundo y con Amnistía Internacional en su denuncia de los crímenes de la dictadura militar argentina. Ella pisó la Luna… es el retrato de quien, subraya su hija, jamás justificó el sufrimiento ni alabó la resignación, un ser lúcido cuyo ejemplo ha sido el detonante de un libro de 80 páginas que se lee con emoción y con indignación. Lo primero por lo que hizo. Lo segundo, por lo que pudo haber hecho. Feliz día de la madre. Javier Rodríguez Marcos

Ella pisó la Luna, ellas pisaron la Luna. Belén Gopegui. Literatura Random House. Disponible gratis en las Bibliotecas Públicas (eBiblio) y, en edición impresa y digital, en Todos tus libros, Amazon y Fnac.

UN DISCO: Una noche con Rubén Blades, de Rubén Blades

En noviembre de 2014 Rubén Blades actuó durante tres noches en el Rose Theater de Nueva York acompañado por la Jazz At Lincoln Center Orchestra que dirige el trompetista Wynton Marsalis. De esos vibrantes directos salió el disco Una noche con Rubén Blades (editado en 2018), con arreglos magistrales de Carlos Henríquez. Canciones propias (en español) y estándares del cancionero norteamericano (en inglés) conforman un fascinante repertorio en el que el jazz y lo latino se enredan sin solución de continuidad. Blades improvisa textos y ejerce, además de salsero, de solventísimo crooner en la línea del Sinatra más maduro. El álbum se abre rumbeando con Ban Ban Quere, que Blades grabó en 1975 con la orquesta de Ray Barretto. Continúa con el swing de Too Close For Comfort, del musical Mr. Wonderful (1956), que protagonizó Sammy Davis Jr., y luego el blues se abre paso con una revisión de El cantante, compuesta originalmente en 1978 para Héctor Lavoe, quien la registró en Comedia, y que Rubén recuperó años después en su disco Doble filo. Un singular homenaje al gran singular cantante puertorriqueño.

La sinuosa transición del jazz a la salsa con un tumbao, cambiando del idioma y con un recuerdo a Celia Cruz ("¡Azúcar!”) en la canción de 1928 I Can’t Give You Anything But Love, es excepcional. Apóyate en mi alma, un bolero grabado por Rubén en 2018 en el álbum Salsa Big Band da paso a un Pedro Navaja al que introduce la primera estrofa de Mack The Knife, de Brecht y Weill. Begin the Beguine (1934), de Cole Porter, y Sin tu cariño (de Bohemio y poeta, en 1979), con un tributo a Cheo Feliciano, preparan para un esplendoroso Ruben’s MedleyLigia ElenaEl Número 6Juan Pachanga. Y de cierre, una emocionante Patria, pespunteada por los tambores y la trompeta de Marsalis. ¡Qué noche, oiga! Javier Losilla

Una noche con Rubén Blades. Rubén Blades. Blue Engine Records. 2018. Disponible en Spotify.

UNA PELÍCULA: El halcón y la flecha, de Jacques Tourneur

Un recorrido por las películas sobre la amistad debe detenerse por devoción en la relación entre Burt Lancaster y Nick Cravat. Ambos empezaron juntos como trapecistas y habilidosos ejecutantes de cabriolas antes de llegar al cine, y los mejores ejemplos de su compenetración física son El halcón y la flecha y El temible burlón, sendos peliculones de aventuras en los que hay todo tipo de malabarismos corporales (por cierto, en estos dos títulos Cravat es mudo porque poseía un cerradísimo acento de Brooklyn, imposible para personajes de época). El halcón y la flecha es un cóctel de Robin Hood y Guillermo Tell en la Lombardía de finales de la Edad Media. Por supuesto Burt Lancaster, con su sonrisa de oreja a oreja, es el libertador, un tipo llamado Dardo que liderará a su pueblo contra la tiranía del marqués Alessandro de Granazia, que además es la actual pareja de la exesposa de Dardo (ese personaje femenino es bastante ilógico). Y Cravat es Piccolo, su mano derecha, el hombre que le ayudará con la pértiga a subir y bajar por las amplias estancias del castillo, a superar almenas y pelotones de soldados, antes de que Lancaster se marque el gran número final de los volatines en las antorchas-lámparas.

Hay que reconocer que Cravat tenía un físico peculiar y por ello solo hizo 19 películas, nueve de ellas con Lancaster. Y que Lancaster no hizo todas las secuencias de acción, ya que los seguros no lo permitían. Pero El halcón y la flecha (1950) mantiene su encanto, probablemente porque la dirigió un grande, Jacques Tourneur, que deja su huella en la secuencia de la pelea a oscuras, en la que apenas se atisban los golpes en unos claroscuros claro ejemplo del talento del francés. Gregorio Belinchón

El halcón y la flecha. Jacques Tourneur. 1950. Disponible en Filmin.

UNA SERIE: The Boys

Los superhéroes han ido tomando poco a poco la pequeña pantalla. Lejos de extinguirse, la tendencia se ha ido haciendo más y más fuerte. En Estados Unidos, el canal CW ha encontrado un filón en esas historias con un universo común que les permite cruzarse cada cierto tiempo y compartir personajes y tramas de la misma forma que hacen en el cine. Por supuesto, Disney + tiene en preparación también varios títulos con personajes con poderes como protagonistas. Pero no todos los superhéroes están dispuestos a ayudar desinteresadamente al prójimo. Fuera del universo de DC o Marvel, otros cómics han saltado a la televisión con historias de héroes imperfectos que no tienen como principal objetivo salvar el mundo.

The Boys, basada en un cómic de Garth Ennis y Darick Robertson y desarrollada por Eric Kripke (creador de Supernatural), es una de esas producciones que, junto a otras como The Umbrella Academy, Doom Patrol o Watchmen, ha demostrado en los últimos dos años que todavía hay hueco para la sorpresa en ese terreno. Sin grandes estrellas en su reparto, fue el boca a boca lo que la convirtió el pasado verano en uno de los títulos más vistos de los producidos por Amazon Prime Video. Se ambienta en un mundo en el que hombres y mujeres normales conviven con superhéroes, entre los que también hay buena y mala gente. Una poderosa corporación multinacional maneja a los superhéroes y oculta sus secretos. Altas dosis de gore y humor negro riegan las andanzas de estos seres y del grupo que quiere poner freno a sus excesos. Puro y duro entretenimiento adulto ideal para verse en un maratón y, simplemente, desconectar. Natalia Marcos

The Boys. Eric Kripke. Amazon Prime Video. 2019. Disponible en Amazon Prime Video.

UN CÓMIC: La gente del perro, de Brais Rodríguez

Seamos sinceros: durante los últimos 50 días, los perros han conseguido doblegar el encanto universal de los gatos. Cierto es que el dominio absoluto de los felinos en el mundo virtual es inapelable e inalcanzable, pero cuando se desviaba la vista de la fulgurante pantalla de móviles y ordenadores, el confinamiento devolvía una imagen de encarcelamiento doméstico que solo tenía una salida posible: el perro. Tras centurias, el mejor amigo de la humanidad movía la cola con alegre espíritu de revancha ante la soberbia mirada de un gato que veía como hombres y mujeres abrazaban y buscaban a los canes por encima de los aterciopelados mininos, incapaces de alcanzar con su glamour la libertad de un paseo por la ansiada calle. Por fin, el eterno dilema entre perro y gato tenía claro ganador. Quizás el mejor momento para hacer historia y buscar los orígenes de la pasión canina, menos conocida quizás, pero presente a lo largo de toda la historia.

Brais Rodríguez, activo espoleador de la escena gallega del cómic, trazó hace años un retrato acertado en La gente del perro, un fanzine editado por Carne Líquida que ahora vuelve en formato digital. Adaptación de un supuesto clásico del ensayo perruno a cargo de Molly Quick, Rodríguez acude para su plasmación en viñetas a la fuerza del grabado y el collage, con Max Ernst y su Une semaine de bonté en el horizonte, pero sin perder de vista a los clásicos del expresionismo como Nückel, Ward o Masereel. Y el resultado es tan sorprendente como magnético y, sobre todo gozosamente divertido desde la ironía más sutil. Una estrategia que ha vuelto a utilizar, por cierto, en la magistral La era de las imágenes desaparecidas, publicada por Caylus y el Museo del Prado. No se la pierdan en cuanto puedan volver a las librerías. Álvaro Pons

La gente del perro. Brais Rodríguez. Astiberri. 2013. Se ha editado en dos partes en las antologías Libro Naranja y Libro Morado, de la misma editorial.

UN VIDEOJUEGO: Horizon Zero Dawn

El concepto de Horizon Zero Dawn es ya de por sí llamativo: un futuro que parece prehistórico. En plata: gente vestida con pieles que se enfrenta con arcos de madera y lanzas contra dinosaurios… metálicos. Los robots, con forma de enormes animales, han conquistado la Tierra y empujado a los humanos a una nueva edad de bronce. Y, para desentrañar el misterio del mundo, luchar contra las bestias robóticas, y subvertir las guerras entre clanes y tribus, ahí está Aloy, uno de los personajes más interesantes de los videojuegos recientes. Una paria valiente, indómita y carismática dispuesta a conquistar el mundo de este juego, que cuando salió para PlayStation 4 en 2017, se convirtió en uno de los más queridos por los jugadores. Un mundo único, hostil y a la vez entrañable, donde perderse durante las decenas de horas que dura un juego imprescindible. De lo mejor de la década. Jorge Morla

Horizon Zero Dawn. Guerrilla Games. 2017. Disponible para PlayStation 4 y Windows.

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