Los ganaderos reclaman el rediseño de la fiesta taurina para hacerla viable
El presidente de la Unión de Criadores demanda una necesaria autorregulación económica
Los ganaderos integrados en la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) reclaman al Gobierno la autorregulación de la fiesta de los toros como una medida “absolutamente necesaria para la viabilidad de los espectáculos taurinos”.
Así se lo han hecho saber a los Ministerios de Agricultura y Cultura y a las comunidades autónomas en un documento en el que detallan las pérdidas económicas que sufrirán a causa de la pandemia, y solicitan ayudas directas y medidas necesarias para la reactivación del sector.
Entre estas últimas figura la que hace referencia a la autorregulación y que dice textualmente lo siguiente:
“Análisis y rediseño de la estructura de los espectáculos taurinos, especialmente desde el punto de vista laboral, fiscal y administrativo. Entendemos que para garantizar la viabilidad de los espectáculos es absolutamente necesaria la liberalización reglamentaria y administrativa que haga posible la autorregulación del sector”.
"No se trata de un problema normativo, sino fiscal, laboral y administrativo"
La literalidad de la petición suena a una antigua reivindicación de los sectores taurinos que no tiene más objetivo que la derogación de toda normativa específicamente taurina —tanto las leyes específicas como el reglamento nacional y los autonómicos—, de modo que la responsabilidad de los espectáculos recaiga en los taurinos, con plena libertad para decidir el desarrollo de los festejos.
Parece que no es así. Carlos Núñez, presidente de la UCTL, explica lo que se puede considerar como la letra pequeña de la propuesta:
“Lo que queremos como sector es revisar el espectáculo taurino de arriba abajo, en el más amplio sentido”, afirma, “para conseguir uno nuevo que, en interés de profesionales y aficionados, sea viable para el futuro, más interesante, atractivo y, sobre todo, asequible para todos. Se trata de regenerar, rediseñar y revitalizar el mundo del toro como garantía de supervivencia para generaciones futuras”.
“No es un problema normativo, sino económico”, añade; "un problema de estructura y de coste de producción". “No pretendemos que se deroguen los reglamentos, sino que el espectáculo se diseñe de modo diferente de tal manera que sea posible su celebración”.
Al parecer, el problema se origina en los altos gastos que se derivan de la organización de un festejo en las plazas de tercera categoría y en la extrema dificultad para alcanzar acuerdos entre los diversos sectores profesionales taurinos, algunos de ellos con intereses antagónicos.
“Los festejos menores y las corridas que se celebran en los pueblos son inviables y requieren de un nuevo planteamiento fiscal, laboral y administrativo que permita su viabilidad”, explica Carlos Núñez.
“El modelo actual no sirve, y necesitamos que la Administración dé un paso adelante, exima a los organizadores de tasas y gastos que ella misma provoca u obliga, y permita que el festejo taurino siga siendo un generador de riqueza y de empleo inducido”, prosigue el presidente de los ganaderos. “En las circunstancias actuales, añade, “las grandes ferias disminuirán el número de festejos, pero desaparecerán de las plazas de tercera si el Gobierno central, las comunidades autónomas y los Ayuntamientos no cambian su planteamiento”.
“Esa es la autorregulación que reclamamos”, enfatiza, “y que nadie piense que pretendemos apartar a la Administración y organizar por nuestra cuenta una suerte de tentadero en una plaza de toros, no; los reglamentos taurinos establecen el desarrollo artístico de un festejo, y ese es un asunto que no nos debe preocupar ahora, sino la organización del espectáculo, que en una localidad pequeña asciende fácilmente a los 60.000 euros, cantidad a todas luces inviable”.
"El modelo actual no sirve; la Administración debe dar un paso adelante"
La organización ganadera llama a una negociación que, a su juicio, debe liderar las Administraciones junto a los empresarios, toreros y criadores para establecer un nuevo modelo que lleve implícito un cambio sustancial.
“No significa que el espectáculo se deba modificar”; aclara Núñez; “lo que queremos es que haya espectáculo”.
Insiste el presidente de la UCTL en que el problema se agravará la temporada próxima, en la que, “presumiblemente, habrá una menor capacidad adquisitiva, y muchos empresarios se verán obligados a bajar el precio de las entradas; en suma, debemos plantearnos otra tauromaquia porque habrá otra sociedad”.
—Da la impresión de que la fiesta de los toros corre un serio peligro de supervivencia…
—“Si somos capaces de acometer seriamente el problema económico, no. La afición es un factor que permanece inalterable. En contra de lo que pueda pensar mucha gente, no ha decaído. Si hay toreros nuevos, con personalidad e interés y unos precios adecuados a la situación económica, se llenarán las plazas. Eso lo tengo claro. Y si la Administración cumple con su deber de promocionar y proteger la fiesta, como patrimonio cultural que es".
Carlos Núñez insiste una y otra vez en el planteamiento inicial y hace hincapié en que la autorregulación que reclaman los ganaderos es “económica y no normativa”.
Y muestra especial empeño en que sus palabras se recojan con fidelidad para evitar problemas de interpretación ahora que cuenta sus últimos días como presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Esta misma semana ha convocado nuevas elecciones, a las que no podrá presentarse después de 10 años al frente de la misma. “Ha sido mucho tiempo por amor al arte de la tauromaquia en el que he perdido dinero y algunos amigos y me he ganado muchos berrinches”, apuntilla.
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