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Blogs / Cultura
El toro, por los cuernos
Por Antonio Lorca

Análisis heterodoxo de una triunfal y preocupante temporada taurina

Un año paradójico, con tardes inolvidables, cornadas gravísimas y un futuro inquietante

Paco Ureña, el pasado 31 de mayo, en la plaza de Las Ventas.
Paco Ureña, el pasado 31 de mayo, en la plaza de Las Ventas.Plaza1
Antonio Lorca

Ha sido 2019 un buen año de toros y toreros. Triunfal e histórico, pensarán los más generosos.

Sí, ha dejado recuerdos imborrables en tardes sorprendentes e inesperadas; muchos toros han brillado, algunos por su bravura, y otros por su casta, movilidad, nobleza o calidad; y algunos toreros, menos, se han transfigurado en artistas heroicos y han protagonizado momentos grandiosos.

Ha sido una temporada dura, en la que ha quedado patente, una vez más, el altísimo riesgo que asumen quienes se visten de oro y plata.

Y preocupante por varios motivos: ha acudido menos público a las plazas, está prácticamente desaparecida la suerte de varas, muchos toros hubieran merecido mejor suerte con sus lidiadores, el grueso del entramado taurino está en manos de tres o cuatro empresarios, seis o siete figuras y no más de cuatro ganaderías… Y un dato más: el número de novilladas disminuye peligrosamente, lo que podría suponer el estrangulamiento del futuro.

Paco Ureña ha sido el torero triunfador, pero no el único

Un año, ciertamente, paradójico: tardes inolvidables, cornadas gravísimas, menos espectadores, pérdida de emoción y un porvenir plagado de interrogantes.

Basta un detalle: el líder del escalafón de matadores solo ha participado en 43 festejos, una cifra tan baja que no se repetía desde la década de los años setenta.

Pero, ¿quién ha sido el torero triunfador de la temporada?

Parece que existe consenso en el nombre de Paco Ureña por sus faenas incontestables en Valencia, Madrid y Bilbao tras su milagrosa recuperación física después del gravísimo percance que sufrió en la feria de Albacete de 2018. Ureña ha sido el referente del toreo hondo y personalísimo del que brotan borbotones de emoción.

El torero murciano merece ese título honorífico, pero sería injusto negárselo a otros toreros que, como él, se han hecho también acreedores de tal reconocimiento.

Es decir, que no ha sido el único triunfador.

Antonio Ferrera, al natural, la tarde triunfal del 1 de junio en Madrid.
Antonio Ferrera, al natural, la tarde triunfal del 1 de junio en Madrid.Plaza1

¿Acaso no lo ha sido Pablo Aguado tras su gloriosa tarde del 10 de mayo en la Feria de Abril de Sevilla en la que cortó cuatro orejas y revolucionó el toreo?

Sí; el joven torero sevillano es otro protagonista indiscutible, aunque no haya reverdecido sus laureles en otras plazas, en las que se le esperaba como el gran renovador.

Roca Rey también tiene su sitio en ese podio de los mejores. Arrolló en la feria de Fallas, se le pidió el rabo tras su faena a un toro de Núñez del Cuvillo en Sevilla, y salió por la puerta grande en San Isidro la misma tarde en la que un sobrero del Conde de Mayalde le propinó una tremenda voltereta y lo mandó al paro forzoso. Su ausencia se ha notado en las taquillas, y se le ha echado de menos en las ferias.

Antonio Ferrera se presentó el 1 de junio en San Isidro entre la desconfianza del respetable tras el extraño suceso, aún no explicado, de su baño en las aguas del río Guadiana. Llegó, y ante la incredulidad de todos los presentes, firmó una actuación verdaderamente histórica, transfigurado en el artista total, y protagonista de unos minutos que supieron a eternidad.

‘Terna’ ideal de 2019: Ureña, Ferrera, De Justo, Aguado, Escribano, Román... y Roca Rey

Meses después, se encerró en la Feria de Otoño con seis toros de distintas ganaderías y de nuevo dictó una lección de magisterio que dejó boquiabiertos a los tendidos. Ferrera merece, sin ninguna duda, ser también triunfador de la temporada.

Y lo es con méritos suficientes el joven David de Miranda por superar una durísima y larga rehabilitación motivada por una lesión que amenazaba con dejarlo en una silla de ruedas; y por robar el corazón de los aficionados madrileños una tarde ventosa en la que fue capaz de firmar una faena de ensueño.

Emilio de Justo es otro de los grandes en la temporada de su consagración. Castigado por las lesiones en los inicios, se mostró sobresaliente en Sevilla y muy inteligente en Madrid, y en ambos casos ante ‘victorinos’. Todas sus actuaciones estuvieron presididas por una feliz madurez, corroborada en la plaza francesa de Dax, donde se encerró con seis toros, todos ellos del hierro de Albaserrada.

Miguel Ángel Perera también tiene un hueco entre los triunfadores por su regularidad y actuaciones sobresalientes en las dos ferias madrileñas.

Y Manuel Jesús El Cid, que ha hecho un esfuerzo sobrehumano en el año de su retirada, en el que la suerte le ha sonreído y ha podido gozar del cariño y el respeto que se ganó en su dilatada, exitosa e irregular carrera.

Cierra este grupo El Juli, el líder del escalafón, un veterano que abrió por sexta vez la Puerta del Príncipe, que no deja de ser meritorio.

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Junto a estos, pero en un escalón inferior, estarían Ginés Marín, Cayetano, Manzanares, Urdiales, Manuel Escribano, Román, Curro Díaz, Juan Ortega, Daniel Luque, Octavio Chacón, Daniel Luque, Ponce, Álvaro Lorenzo…

Honores especiales merecen los toreros que suelen lidiar las corridas más duras y nunca defraudan: Fernando Robleño, López Chaves, Alberto Lamelas, Gómez del Pilar, Cristian Escribano, Rubén Pinar, Juan Leal y el albaceteño Sergio Serrano, que sorprendió gratamente en Madrid en un desafío ganadero ante toros de Saltillo y Arauz de Robles.

Otro tema: ¿quién ha sido el torero perdedor de la temporada?

No es grato señalar con el dedo a quien no ha superado sus propias expectativas. Él, -ellos-, mejor que nadie, lo sabe y lo sufre en silencio a pesar de las falsas justificaciones de quienes lo rodean.

Ciertamente, han pasado desapercibidos Sebastián Castella, José Garrido, Juan del Álamo, Pepe Moral, López Simón, El Fandi, Toñete…

¿Y Morante? Cuántas ilusiones depositadas en él y cuántas tardes baldías; detalles primorosos a la verónica a un toro de Garcigrande en Sevilla y poco más.

Merecen un recuerdo especial los muchos toreros heridos y, entre ellos, Rafaelillo, que está vivo de milagro tras el atropello de un ‘miura’ en Pamplona, Javier Cortés, que ha perdido la visión de un ojo, Gonzalo Caballero, torero heroico que parece abonado a las enfermerías, y Mariano de la Viña, que sufrió en Zaragoza la cogida más espectacular del año.

Se retiró el ganadero Fernando Cuadri y la afición de Madrid lo homenajeó con una pancarta que encerraba el agradecimiento a un sabio del campo bravo.

En fin, que se acabó un año paradójico, cuajado de tardes exitosas, oscurecidas, eso sí, por nubarrones que amenazan la claridad del futuro.

Por cierto, ¿se puede hablar de una ‘terna’ ideal de toreros de 2019? Claro que sí. Aquí va una: Ureña, Ferrera, De Justo, Aguado, Escribano, Román... y Roca Rey.

Solo queda hablar de los toros…

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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