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Guillermo Cabrera Infante decía que si se excavaba un poco en cualquier jardín trasero de Inglaterra siempre había un cadáver. En Trece, la interesante miniserie de la BBC estrenada en 2016 y que se puede ver en Movistar, hay un cadáver, aunque no en el jardín, pero hay, sobre todo, una agobiante historia de una joven que consigue escapar de un psicópata tras 13 años de cautiverio en un sótano.

Ivy Moxam era una adolescente normal, es decir, casi insoportable. A sus 13 años fue secuestrada por un individuo mayor que ella. A los 26 años consiguió escapar. Naturalmente, la trama es más compleja y, a su vez, más interesante, con ramificaciones sentimentales que permiten mantener la tensión durante los cinco capítulos y comprender la fragilidad del ser humano, su irresistible proclividad a tropezar con la misma piedra, la de los esquematismos.

La serie comienza cuando su protagonista logra escapar. Ella, su familia y los dos detectives encargados del caso, es decir, de encontrar al secuestrador para impedir que vuelva hacerlo, recorrerán diversas hipótesis basándose en las engañosas pistas que sus guionistas ofrecen al espectador. Ivy comprueba que 13 años de ausencia han transformado radicalmente su mundo. Los detectives creen que el síndrome de Estocolmo es el dueño de la casa, y la familia mantiene la fe irracional y auténtica en la inocencia de la víctima. Las capas de la cebolla están servidas.

De la ficción a la realidad: el caso, entre otros, de la austriaca Natascha Kampusch, secuestrada a los 10 años y durante más de ocho, y el ya legendario caso de Blanche Monnier, la secuestrada de Poitiers, gracias a la pluma de André Gide. La vida y la maldad continúan.