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“Traigo heridas de guerra”

Isabel Pantoja empieza a adaptarse a la nueva fiebre que ha generado tras su hazaña en 'Supervivientes'

Jesús Ruiz Mantilla

Un despacho de Telecinco. Isabel Pantoja empieza a adaptarse a la nueva fiebre que ha generado tras su hazaña en Supervivientes. Posa, mira profundo y sonríe. Quien la observa, comprende el más puro significado de la palabra artista.

Pregunta. A su paso por Supervivientes podemos llamarlo triunfar. ¿Lo nota?

Respuesta. Por donde quiera que voy, me tienen como ganadora. Les he dado mucha audiencia. Y yo sé que gracias a mí, como me ha dicho la plana mayor de la cadena.

P. Pero, ¿se siente vencedora por la audiencia o porque se ha reinventado?

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R. Por las dos cosas. Yo soy una mujer, modestia aparte, muy querida. Tengo mi público. Lo llamo mi ejército particular. Jamás les he fallado. Están a muerte conmigo. Pero, no nos engañemos, cuando dije que sí al concurso, fue la bomba.

P. ¿Qué se le había perdido en esa isla?

R. A mí, nada. A mí, que se me metió aquí, y como soy leo, cabezona. Era una seguidora desde que fue mi hijo, en 2011. Nunca pensé que resultara tan durísimo. Y me apunté en contra de toda mi familia. Tomé la decisión sola. No quise defraudar a nadie. Dije que haría todo lo que tuviera que hacer siempre que no dañara mi salud.

P. ¿Qué tal esas rodillas ensangrentadas?

R. Fatal. Vengo con heridas de guerra. Por seis días no estuve en la final, pero me siento ganadora. Yo había días que no me imaginaba en un programa. Hablaba, cantaba, me levantaba con las legañas... Era yo, como en mi casa.

P. ¿Qué le hacía caer más en la cuenta de que estaba en un reality? ¿Las cámaras o la actitud de fieras de sus competidores? 

R. Me he defendido como una leona. No vuelvo con rencor, pese a los momentos malos y malísimos.

P. Como cuando la acusaron de robar comida. ¿La robó?

R. Ja, ja, ja… Aquello, como dijo Jorge Javier, fue un pirata, que vino y se fue… En cuanto a los demás, tenían sus estrategias. Iban a ganar. Yo no. Solo a vivir la experiencia.

P. ¿Qué partes de su pasado le han ayudado a resistir?

R. De mi pasado y de mi presente… Mi familia y luego mi padre y mi marido, a los que cada noche yo les pedía fuerzas para no defraudar.

P. ¿Se le han despertado algunos fantasmas en la isla?

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R. He perdido muchos miedos.

P. ¿A qué?

R. A la oscuridad, a los animales, a lo desconocido, a dormir a la intemperie, a la soledad… Porque aun estando acompañada, me he sentido muy sola.

P. ¿Miedo a la soledad más que cuando se quedó viuda?

R. No.

P. ¿Miedo a la soledad más que cuando entró en la cárcel?

R. Eh…. No.

P. ¿Sintió allí más solidaridad incluso que en la isla?

R. La verdad es que sí.

P. ¿Le dio aquella experiencia nuevas armas para la vida?

R. Yo es que de ese tema, no me gustaría hablar. Lo haré en su momento y claramente. No estoy preparada todavía. Trato de pasar página. Me falta un centímetro y daré carpetazo.

P. Pero ya pagó su condena.

R. Sí, sin haber hecho nada, que es lo peor. En su momento, seguiremos hablando de ese tema tú y yo.

P. ¿Tiene ganas de subirse a un escenario y cantar?

R. En la isla me he hartao de cantar. Porque si no, a ver, qué hacía. Me tenía que evadir. A mí me ha faltado en la isla arte. Estoy loca por subirme a un escenario.

P. ¿Le han contado la que se ha ido liando en las redes?

R. Yo no tengo nada de eso, el guasa, el WhatsApp… Y ya.

P. El guasa, me gusta más. En la isla ha sido madraza, pero también hemos visto que le palpitaba el corazón. ¿Quién le hacía tilín?

R. ¿A mí? Nadie. Por favor: la virgen del Rocío me libre.

P. ¿Cuando ha vuelto a su casa qué fue lo primero que hizo?

R. Abrazar a mi madre. Darle los besos que no pude en tres meses y seis días. Y a toda mi familia.

P. Usted dice mucho cuando calla. ¿Qué es el silencio?

R. Muchas veces no merece la pena hablar por silenciar comentarios. ¿Para qué?

P. Ha resucitado un nuevo fenómeno Pantoja. ¿Está lista para soportarlo?

R. ¿Yo? No sé. Me quedo así como atontá al escuchar eso. Llevo 45 años siendo Pantoja y la luz la tengo dentro. Por eso estoy así, como estoy.

P. Condujo la copla del siglo XX al XXI. ¿Morirá?

R. No pierdo la esperanza de que salga gente nueva, que canten bonito, que sepan caminar, que tengan arte, que huelan bien y se vistan bien, que se abra un telón y no aparezca nadie en camiseta. Lo respeto, pero mejor la bata de cola bien planchada, con sus flores, con su pelo y que diga todo el teatro: ¡Olé! ¡Qué bien hueles! Con el arte y la clase, se nace. Así te pongas un mantón que un chándal.

P. ¿Cuál es su fuerza?

R. Pedirle a Dios todas las noches que me deje ver la luz al día siguiente para seguir cuidando de los míos. Por no hablar de lo que llevo dentro. Mi alegría es que siento a mi padre dentro de mí. Murió en 1974 y me dejó una familia a mi cargo, con mis hermanos, y hoy son hombres de bien. Como mis dos hijos. Haberles sacado a todos adelante. Sola.

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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