Luis Artigue: “Soy un degenerado, no creo en los géneros”
El ganador del Premio Celsius de la Semana Negra de Gijón habla de las distopías, los libros de terror y el empecinamiento español con el realismo

Poeta y narrador, Luis Artigue (León, 1974) acaba de ganar el Premio Celsius de la Semana Negra de Gijón a la mejor novela de Ciencia Ficción y Fantasía por la distopía Donde siempre es medianoche (Pez de Plata).
¿Qué libro le hizo querer ser escritor? La Biblia. La leí en mi adolescencia. ¡Qué imaginación!
¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir? El bosque de la noche, de Djuna Barnes.
¿Qué aprende un novelista escribiendo poesía? Me gusta que mis novelas sean novelas, no novelas líricas… Por mis maestros Julio Cortázar, Olaf Stapledon y Julio Llamazares sé que un novelista debe amar la poesía para que su prosa no descuide la precisión.
¿Y viceversa? Que hay poesía en todo: de hecho poesía es lo que queda cuando la literatura se quita la ropa.
¿Qué distopía está a la altura de las grandes obras de la literatura más allá de los géneros? Tiempo para amar, de Robert A. Heinlein, y 1984, de George Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley… De todos modos no creo en los géneros: soy un degenerado.
¿Cuál es el libro de terror que más miedo le ha dado? El manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki.
¿Por qué la literatura española le da tanta importancia al realismo? Según David Roas y Ana Casas, se dice mucho que nuestra tradición es realista porque en España la cultura estuvo dominada por la Iglesia, y la Iglesia no quería más fantasías que las suyas… Amo la disidencia intelectual.
De no ser escritor le habría gustado ser… Psicólogo. O paciente. ¡O yo qué sé!
¿Cuál ha sido el último libro que le ha gustado? Europa, de David Llorente.
¿Cuál es la película que más veces ha visto? Manhattan, de Woody Allen.
Si tuviese que usar una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? Kind of blue, de Miles Davis (saco en febrero al respecto una novela histórico-esotérica: Café Jazz el Destripador).
¿Qué está socialmente sobrevalorado? La publicidad.
¿A quién le daría el próximo premio Cervantes? A José María Merino.
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