La tercera España en la guerra de ‘Juego de tronos’
Un conflicto civil y fratricida enfrenta a hermanos con hermanos, a tíos con sobrinos, a jefes con subordinados y a abuelas con nietos: es la guerra entre amantes y odiadores de 'Juego de tronos'
Más violenta que la Flota de Hierro cazando un dragón con esos arpones de Moby Dick que gastan. Más destructiva que cien llamaradas de la bestia que monta la reina. Más despiadada que Cersei Lannister con depre postvacacional. Más sanguinaria que las huestes del Rey de la Noche. Así es la guerra que se ha declarado en el mundo occidental entre amantes y odiadores de Juego de tronos. Un conflicto civil y fratricida que enfrenta a hermanos con hermanos, a tíos con sobrinos, a jefes con subordinados y a abuelas con nietos.
Javier Salas explicó en este periódico por qué hemos enloquecido, y se entendió muy bien. ¿Cómo no entender a los extremistas, si hablan a gritos? Pero, entre los que se ponen el despertador a las tres menos cinco de la madrugada cada lunes para ver el nuevo episodio y los que vocean desdeñosos que ellos no saben ni quién es el "enano", queda un montón de víctimas silenciadas e invisibles que se aprietan en el exilio.
Hay en esta guerra también una tercera España, como la que identificó Trapiello cuando escribió de 1936. Somos los ni fu ni fa, los liberales socialdemócratas o los socialdemócratas liberales. Los tibios, los alfeñiques, los perros del hortelano, los escuálidos, que decía Hugo Chávez. Los que hemos visto todos los episodios. Los que empezamos gozando pero nos fuimos amodorrando y aguantamos por inercia, porque un divorcio es peor para los niños o porque creemos en el matrimonio. Nosotros, ocho temporadas después, no solo no podemos dar la razón a ninguno de los dos bandos, sino que somos despreciados por los dos. Desubicados, solos, desnudos: añoramos la masa entusiasta a la que un día pertenecimos y contemplamos atónitos la matanza. No la de la serie, que ya no nos emociona mucho, sino la de nuestros amigos.
Perdonadnos, no podemos evitar ser como somos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.