¿Qué futuro?
Cuentan que han votado tres cuartas partes del censo. Pero ni caso hacia los que no lo han hecho por parte de los políticos y sus medios de comunicación
No tienen síntomas de ningún tipo de resaca, ni dulce ni devastadora. Es altamente improbable que hayan depositado su voto en las urnas, aunque tienen pinta de estar empadronados y de que pudieron tener en su pasado una vida cercana a la normalidad. Son grupos de gente que cuando llega la noche rebuscan en los cubos de basura de los supermercados, las hamburgueserías, esos sitios que se deshacen de productos con fecha de caducidad. Al parecer, alimentan, y no te envenenan si no ha pasado mucho tiempo desde su retirada.
Y esa gente de la que hablo no practica la mendicidad, no parecen marginados vocacionales, no están enganchados al jaco o al alcohol, simplemente intentan sobrevivir, alimentar un día más a su cuerpo en medio del desastre de sus circunstancias. También observé un día a una mujer de gesto digno que le preguntaba a un empleado de la tienda qué podría comprar con los tres euros que tenía. Una anciana sin el menor aspaviento, con naturalidad, sin esperar ni desear torrentes de agradecimiento, le regaló una botella de aceite, cartones de leche, tomates y dos latas de atún. La mujer de dio las gracias sin teatralidad. Y era conmovedor.
Cuentan que han votado tres cuartas partes del censo. Pero ni puto caso hacia los que no lo han hecho por parte de los políticos y sus medios de comunicación. Y sospecho que entre los ausentes no todos son vagos, frívolos o nihilistas, que tantas personas verdaderamente necesitadas están convencidas de que nada cambiará para ellos gane quien gane. Y qué gracioso el nuevo lema del apaleado y ahora centrista PP que dice: “Centrados en tu futuro”. ¿Qué futuro y el de quién? Sería creíble si cambiaran el “tú” por “nuestro”, nuestro amenazado sueldo.
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