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Columna
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Carrusel electoral

Se necesita mucha creatividad y talento para hacer entretenida una cobertura televisiva electoral

Sergio del Molino
Plato del debate de los cuatro candidatos a las elecciones de TVE.
Plato del debate de los cuatro candidatos a las elecciones de TVE.

Minuto y resultado, conexiones en directo y goles en Las Gaunas. Cada vez es más difícil encontrar las siete diferencias entre una noche electoral en la tele y Carruse deportivo. No es algo nuevo ni exclusivo del género político, pero se ha normalizado de tal manera que nos cuesta mucho concebir otro modo de narrar un escrutinio. Es más: creemos que cualquier otro modo de narrar es indeseable, que el espectador se duerme si no se le arrojan a la cara planos cortos con una realización dinámica, muchos gráficos de colorines, carruseles de números y letras a lo Bloomberg y pantallas partidas con varios bustos gritando.

En descargo de los programas hay que decir que se necesita mucha creatividad y talento para hacer entretenido lo que, en el fondo, no son más que unos señores y señoras en una mesa. Si aquello no se viste con mucho ruido, color y pirotecnia, puede convertirse en la tertulia de un casino de pueblo entre el boticario, el alcalde y el cura que amodorre al militante más entregado, pero ¿hacía falta copiar el modelo de las retransmisiones deportivas? ¿En qué momento los programas del tipo Carrusel se convirtieron en el estándar de cualquier emisión en directo? ¿Cuándo nos pareció que lo correcto era gritar y mantener el tono siempre arriba, sin dar respiros, como si se tomaran anfetaminas por puñados?

Un problema de la aceleración es que arrastra a todo y a todos con ella. Para no perder el ritmo, todos se aceleran, todos elevan el tono de voz, todos hablan más rápido, políticos incluidos, por lo que, al apagar la tele, te invade un sentimiento de tragedia y de fin del mundo que desentona con la quietud de una casa a la una de la madrugada. Ojalá esta noche la tragedia se quede solo en el tono y en la puesta en escena.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

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