Cantes para piano y pincel
Hugo Pérez de la Pica está dando vida escénica nueva a la canción narrativa oral
Menéndez Pidal reunió en su archivo cuantos testimonios de romances antiguos de tradición oral pudo allegar, cuya edición hoy prosigue la fundación que lleva su nombre. Agapito Marazuela recopiló y puso en valor el cancionero castellano viejo. Luisillo dio dimensión teatral rotunda a los bailes folclóricos españoles. Miguel Ángel Berna ha incorporado la jota a la danza contemporánea. Con humildad, Hugo Pérez de la Pica está dando vida escénica nueva a la canción narrativa oral, los palos del folclore español y sus versiones flamencas, los cantes de ida y vuelta y la recreación culta de todo ello.
Tus muertos (que son los míos), espectáculo recién estrenado en Tribueñe, es una antología de 40 cantables interpretados con sentido cómicodramático ante una luz de candilejas que vira el ánimo en sepia. ¿Estamos en una versión amable de los cafés cantantes trianeros, en un teatrito de Corte recreado por arte de birlibirloque o en una caja de música donde la rubia Coppelia ha dejado su plaza a una manola? En un tiempo en el que el teatro anda en discusiones hueras sobre lo que es o no contemporáneo, esta tribu de la eñe viene a terciar que contemporáneos lo son por derecho abuelo y nieto, frescura y experiencia.
Helena Amado, voz lírica de Tus muertos…, hace una interpretación cosquilleante del epigrama anónimo aurisecular El retrato de Isabela. También tiene gracia para repartir en Las coplas de Luis Candelas, pasodoble de León y Quiroga popularizado por Mari Paz, bailarina que murió más joven que James Dean. Al microdrama Paseíto de los tristes, Amado le exprime todo su jugo.
Nueva en Tribueñe, Rocío Díaz, trianera nacida en La Casa de los Presos de la calle Salado, interpreta tanguillos, cantiñas, sevillanas corraleras, un pregón, las Percheleras del olvidado Gaspar Vives y un peazo de saeta dedicado a la Esperanza de Triana, con cante certero y ceñido, pero arrebolado.
La delicadísima Candela Pérez es viva encarnación de Isabel, cristalino objeto de deseo de la asturiana por bulerías compuesta por Quintero, León y Quiroga, y contrafigura de Lola Flores, su racial intérprete original. También le presta fina estampa a Herencia gitana, farruca de Mostazo y Perelló, a la que Pérez le mete un sano pellizco humorístico.
En medio de este gineceo canoro, Jesús Chozas planta su cante masculino: fandangos, seguiriya, saeta, temporeras. Raquel Valencia lo baila todito todo, hasta sentada, incluida una hermosa sarabanda a la que Pérez ha puesto letra. Tatiana Studionova les acompaña al piano y Mario Parrana, a la guitarra. Carmen de la Pica, rapsoda, oxigena las transiciones.
La representación del chotis revisteril Agua de la fuentecilla no alcanza lo sicalíptico no por dejar más o menos epidermis a la vista, sino por intención profunda (nunca mejor dicho). En general, los números de la segunda parte de espectáculo tan generoso, al que se va a echar la tarde, están menos ceñidos que los de la primera. Todo se apretará con el rodaje.
Tus muertos (que son los míos). Creación y dirección de Hugo Pérez de la Pica. Teatro Tribueñe. Madrid. Hasta el 25 de mayo.
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