Benedict Cumberbatch: “Todavía me asombra que en Hollywood sigamos diferenciando cine y tele”
El actor protagoniza 'Patrick Melrose' con un personaje adicto a drogas y alcohol y numerosos traumas
Un conjunto de coincidencias terminó llevando a la puesta en marcha de la serie Patrick Melrose—todos los episodios están disponibles en Sky España—, que ha llegado a ser candidata a cinco premios Emmy y obtenido en su estreno un 90% de buenas críticas en la web Rotten Tomatoes, que reúne las reseñas de medios especializados.
El guionista David Nicholls se enamoró de la prosa mordaz, cruda y trágica, pero llena de humor y optimista, de las novelas semiautobiográficas de Edward St. Aubyn. A lo largo de las últimas dos décadas, leyó los cinco volúmenes que forman este cáustico retrato de la aristocracia británica, sus dependencias y carencias. Por entonces, Nicholls no era más que un actor en paro que buscaba su voz como guionista.
Aproximadamente en los mimos años Benedict Cumberbatch pasó de ser un intérprete casi desconocido a encarnar al moderno Sherlock Holmes o dar cuerpo al Doctor Strange de Marvel. “Cuando en una entrevista me preguntaron qué papeles me gustaría interpretar, respondí que Hamlet y Patrick Melrose si alguna vez se llevaban sus libros a algún medio”, recuerda el actor inglés (Londres, 42 años) a EL PAÍS.
“Me encantaría que me llamaran para un musical. O para una de terror”
El productor del proyecto no tardó en ponerse en contacto con el actor. “Lo más divertido es que lo dije sin pensar. No estaba buscando trabajo; solo me había encantado el libro. Cuando me hicieron la propuesta, fue aún más divertido, porque estaban intentando convencerme de que trabajara con ellos y yo pensaba que iba a un casting”, prosigue el intérprete, quien obtuvo una candidatura al Emmy por este trabajo, en cuya producción también se implicó.
El resto resultó algo más complicado. La idea original era rodar cuatro largometrajes, cada uno de noventa minutos, con diferentes directores. Pero, al final, se acordó convertir la pentalogía en una serie de cinco episodios, uno por libro, dirigidos por Edward Berger y centrados en momentos clave del descenso al abismo y resurrección de Patrick Melrose. La adicción del personaje al alcohol y a drogas, sus infidelidades, los abusos que sufre a manos de su padre o la complacencia de una madre solo preocupada por su supervivencia, quedan dibujados dentro de un retrato de la clase alta británica.
“Todavía me asombra que en Hollywood sigamos diferenciando cine y series, como si fueran procesos diferentes”, lamenta Cumberbatch. Más que el medio, le preocupó cómo plasmar el sarcasmo inglés que en las novelas encubre demasiadas fuentes de dolor, de la pedofilia a la drogadicción y, sobre todo, falta de amor. “Pero, al final, es una historia positiva, contada con optimismo”, resume el protagonista. Nicholls incide en que nunca se dudó de que no había otra opción para dar vida a Patrick Melrose que Cumberbatch.
Ver al actor con su habitual sonrisa lleva a pensar cómo pudo superar el esfuerzo físico y mental del rodaje. “Soy de los que se deja el trabajo a la entrada de casa”, aclara. Nicholls enfatiza que el intérprete dio al personaje una humanidad que no tiene, al menos sobre el papel. En cambio, para Cumberbatch, su creación en escena no puede parecerse más al verdadero Patrick: “Tenía que ser así. Tenía que honrar a Patrick y a todos aquellos con una personalidad adictiva, obsesiva, autodestructiva que se ven en la misma espiral”.
Habla de los espasmos y convulsiones que sufre un drogadicto, de sus picos siempre jugando a la ruleta rusa. “Tenía que ser honesto. Tuve que hurgar en lo más profundo y, sin necesidad de perdonar o buscar excusas, encontrar la razón de su comportamiento”, describe.
¿Y cuál es el siguiente trabajo que le gustaría hacer? “Me encantaría que me llamaran para un musical. O para una de terror. O ambas. Da igual el medio. Y trabajar con Paul Thomas Anderson, esto sí lo digo por si está por ahí escuchando”, contesta.
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