Medios y fines
'Cóndor' se une a esas ya abundantes producciones en las que se sigue la compleja regla de que el fin justifica los medios
No deja de ser curioso el que cada vez son mas las series que denuncian las llamadas "cloacas del Estado" y su escasa repercusión en un cambio de actitud por parte de los Estados pese al indiscutible éxito, en millones de espectadores, es decir, hipotéticos votantes, que las aprueban y contemplan, de tal modo que cabe pensar que las denuncias, por radicales o inteligentes que sean, actúan más a modo de vacunas que persiguen inmunizar al espectador que de acusación ante los desmanes de sus Gobiernos.
Cóndor (Calle 13) se une a esas ya abundantes producciones en las que se sigue la compleja regla de que el fin justifica los medios. La estadounidense Homeland, la británica Bodyguard o la española El día de mañana son algunos ejemplos de esa, al parecer imperecedera, convicción de que todo está permitido para salvar al mundo, y más concretamente al concepto de mundo que tienen los iluminados conspiradores o los ambiciosos empresarios.
La nueva serie trata de un joven analista de la CIA que crea un algoritmo con el que puede detectar e identificar a presuntos terroristas. Teóricamente es un adelanto en la lucha contra el mal. En la práctica no tardará en comprobar que su utilización en las manos inadecuadas se convertirá en una pesadilla. La codicia de unos -en este caso una empresa farmacéutica- y el fanatismo patriótico de otros justificarán todo tipo de violencia y proyectos apocalípticos.
La muy entretenida serie es, también, la prueba de que literatura, cine y televisión no son excluyentes. La primera piedra la puso James Grady y su best seller Los seis días del Cóndor. El estupendo Sydney Pollack la adaptó al cine: Los tres días del Cóndor. Ahora Jason Smilovic y Todd Katzberg se responsabilizaron de los diez capítulos de la primera temporada de Cóndor. Max Irons es su protagonista en el arriesgado papel de superar al Robert Redford de Pollack arropado, eso sí, por nombres con una sólida trayectoria cinematográfica: William Hurt, Brendan Fraser o Mira Sorvino, entre otros.
