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FOTOGRAFÍA

Txema Salvans: “Somos libres de elegir qué hacemos pero no qué deseamos“

El artista, renovador de la fotografía documental española, utiliza la retórica del poder para ahondar en el comportamiento humano

Txema Salvans

Es, quizás, debido a su formación como biólogo por lo que Txema Salvans (Barcelona, 1971) observa la vida con la mirada propia de un antropólogo. Obsesionado por analizar cómo gestionamos nuestro tiempo libre, convirtió el litoral mediterráneo en su campo de acción. Así, tomando como punto de partida lo cotidiano y a través de una mirada directa, crítica e irónica, este renovador de la fotografía documental española pone en evidencia las claves de un sistema que con frecuencia nos condena al absurdo y a lo banal. Su obra funciona como el cuaderno de campo de un naturalista; imagen tras imagen disecciona el comportamiento, a veces tan complejo como irracional, de ese animal llamado hombre.

My kingdom, publicado por la prestigiosa editorial británica MACK, es uno de sus últimos fotolibros, junto con The waiting game II. El proyecto le ha llevado de nuevo a observar a aquellos que durante un rato encuentran su arcadia particular, pero casi siempre de espaldas al mar; podría ser tomando el sol al lado de una cementera, o descansando a la sombra de un coche en un aparcamiento. El libro intercala imágenes en blanco y negro con extractos de los discursos que el rey emérito Juan Carlos dio a los españoles a lo largo de su mandato con motivo de la Navidad, en clara alusión al frecuente distanciamiento del poder con el día a día de los ciudadanos.

Txema Salvans

El proyecto se desarrolló mucho antes de la abdicación del monarca, inspirado por la lectura de los escritos del historiador israelí Yuval Noah Harari. “Me interesó mucho su definición de la nación como una intersubjetividad, como un grupo humano con un relato en común”, cuenta Salvans, quien por aquel entonces había publicado Nice to meet you, una recopilación de fotografías de grupos o familias (donde los componentes a veces ni siquiera se conocen entre ellos) disfrutando de sus ratos de asueto. Así, se percató de que las fotografías con las que había estado trabajando podían tener un recorrido más allá y complejo que la simple idea de reflejar a españoles de vacaciones. “Si eres americano o inglés tus imágenes de gente de vacaciones hablan de cómo es el mundo, porque al final el arte está sujeto al dominio del mundo anglosajón, pero como español tengo miedo a que mis imágenes se vean como un reportaje de la revista National Geographic, bajo una mirada un poco folclórica”, dice el fotógrafo.

La idea de la intersubjetividad también venía a cuento dentro del escenario de crisis –de variada índole– en el que estaba sumergido España. “Entre ellas la crisis de Cataluña donde los políticos se adueñan del discurso catalán”, comenta el fotógrafo. Decidió entonces hacer un libro que hablara del poder y de cómo este utiliza la retórica, así los discursos del monarca encontraron su sitio en el proyecto. “Juan Carlos I es la figura con la que crecí, nos acompañó en el proceso de transición. Tengo el recuerdo de la llegada del rey como algo muy ilusionante”, añade el fotógrafo. “Todo discurso político busca generar un relato común. Algo que es necesario tanto en un club de fútbol como en un Estado con el fin de cohesionar. Los discursos del monarca eran muy paternalistas. En aquellos años, quizás, era necesario. Necesitábamos creer en alguien que estuviese por encima de nosotros y que nos cuidase. Pero con lo años la sociedad ha ido evolucionando, y este paternalismo parece ahora ridículo en cierta manera”, explica el artista. “No se trata del ataque de un catalán a la Corona. Es una reflexión sobre el ser humano”, subraya. “La necesidad de pertenecer a un grupo, de estar agrupados bajo una idea, ha sido necesaria para que el ser humano haya llegado donde ha llegado. Si hemos ido a la luna y estamos donde estamos es por nuestra capacidad de someternos a una sola idea, e ir todos en la misma dirección. Sea buena o mala”.

Txema Salvans

“Como Rey de España, título que me confiere la tradición histórica”, lee el primer fragmento del discurso de la coronación en 1975. “Esto es una absoluta intersubjetividad. ¡Llevábamos años con el caudillo por gracia de Dios y llega el Rey por tradición histórica!”. De la misma forma, la primera foto que encontramos es una foto familiar, donde la mujer y los hijos del artista descansan en la isleta de una autopista en posición de recogimiento. “Mi familia es mi reino, de alguna manera”, dice el autor. “Quería destacar que yo no hablo desde una posición diferente del resto de los protagonistas del libro”. De esta suerte, el fotógrafo fue retratando a aquella gente anónima que iba encontrando en su camino. Gente que se divierte en lugares insólitos e insospechados. “A mí me gusta la gente normal. Es en la normalidad donde me explico”, afirma el autor, al que algunos se han referido como el Martin Parr español.

No hay burla alguna en sus imágenes. “Mis fotografías hablan más del contexto, y no tanto de los que aparecen en ella. Y la tragedia está en el contexto. En la resiliencia de esta gente por el tipo de vida que tiene. Somos libres de elegir qué hacemos pero no lo qué deseamos. Esto está impuesto por un sistema, por la publicidad, por lo que supone que refleja el éxito, etc. Así la frustración es constante. Las expectativas son tan elevadas y las posibilidades tan pocas que nunca ves el reino suficiente“. Ese pequeño reino que cada uno de nosotros poseemos y tratamos de proteger; para unos la familia, para otros el coche, la árida parcela donde uno se broncea, o la terraza donde uno toma una cerveza al atardecer.

Txema Salvans

Los textos están impresos utilizando la tipografía de los teleprompters. Esa herramienta  que permite mirar directamente a los ojos del espectador, leyendo un texto que no hace falta que hayas escrito, y ni siquiera es necesario que te lo creas. “Lo único que es necesario es que parezca que eres honesto”, señala Salvans.

El libro incluye también una separata con una selección de extractos de discursos representativos de la historia, realizados en distintos continentes ante situaciones límites. Entre ellos el de Kennedy con motivo de la crisis de los misiles, el del emperador Hirohito durante la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, y los de Winston Churchill, y Charles Chaplin en El gran dictador, como toque irónico, “Ser capaz de construir una intersubjetividad con tanto poder como para que alguien dé su vida por ese relato me parece increíble”, destaca el artista. “No lo estoy valorando. Esto es así. Es algo humano, forma parte del tejido donde nos movemos y no es solo patrimonio de los políticos”.

“Dedicado a todos aquellos que viven con sencillez y honestidad sus vidas más allá de las palabras vacías con que quieren aprisionarnos los discursos del poder”, lee la dedicatoria, que al igual que cualquier elemento del libro está a merced del concepto del todo. Así, cada imagen funciona individualmente –algo no habitual en la manera en que se suele estructurar en la actualidad el fotolibro–. “Me interesa que la fotografía este bien construida. Soy un clásico en lo formal, pero a la hora de construir el libro trato de ir un paso más allá”, señala. Su formación científica le hace huir de la anécdota y le predispone hacía “razones razonadas y contrastadas", dedica una media de seis años en cada uno de sus proyectos. Sigue trabajando en analógico, no por un tema de calidad sino de concepto. “El hecho de trabajar con una cámara de placas, que conlleva toda una liturgia que nunca te va a permitir atrapar ese momento decisivo, hace que tu trabajo tenga una unidad concreta y hace que mis imágenes sean más reflexivas. El momento decisivo para mí es el momento de la espera ”.

El autor recuerda sus días como fotógrafo de moda: “Hubiese tenido una vida más glamurosa y con más dinero”, bromea, pero decidió dar la espalda al mar como esa “gente corriente en un día de sol”. “Aquí el que más equivocado está en su planteamiento vital soy yo. Lo sorprendente del ser humano es que es capaz de hacer cosas sin ningún valor objetivo, por una cuestión de subjetividad. Mi momento de éxtasis son mis pensamientos. No deja de ser absurdo”.

My kingdom. Txema Salvans. MACK, 2018. 176 páginas. 35 euros.

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