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Columna
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¿Qué tipo de documental se merece Robin Williams?

La película 'En la mente de Robin Williams' de HBO se ve con gusto, pero se queda a medias con los momentos más oscuros de su vida

Robin Williams, en una de las fotografías que aparecen en el documental / En vídeo, tráiler del documental 'En la mente de Robin Williams'
Álvaro P. Ruiz de Elvira

El humor de Robin Williams puede gustar más o menos, el personaje puede cargar a unos y a otros no, pero lo que es indudable es que el tipo tenía talento. Esa es la conclusión que se saca del documental de HBO En la mente de Robin Williams, que la cadena estrenó este verano cuatro años después de la muerte del cómico. Una película que es una delicia para ver clips de actuaciones en directo de Williams y sorprenderse por su capacidad de improvisación, pero que no ahonda lo suficiente ni en la vida del actor como para entender por qué se suicidó ni cómo fueron sus caminos más oscuros, que los tuvo. Se cuentan, pero se pasa muy por encima.

En la mente de Robin Williams, dirigida por Marina Zenovich, se ve con gusto y una sonrisa permanente en la cara. Es conmovedor ver a esta persona que parecía no creerse que se había hecho un hueco en el mundo del espectáculo y que era adorado por muchos por su forma de ser. Pero falta aclarar los oscuros para que fuera un homenaje redondo. Williams parecía buena persona, se desvivía por hacer reír. Si tuvo sus excesos personales con las drogas y el alcohol, eso no impide alabar su trabajo como cómico, pero queda la sensación que Zenovich no se ha atrevido a ir más allá.

El mejor ejemplo de ese talento y de las cosas que le pasaban que le hacían creer que no era un artista de primera es la edición de los premios Critic's Choice de 2003. Competía con Jack Nicholson y Daniel Day Lewis por el galardón a Mejor actor. Eran solo tres y el premio se lo llevaron ex aequo sus dos competidores. Al recoger el trofeo en el escenario, Nicholson no sabía qué decir e invitó a Williams a que hiciera él el discurso. Cualquier otro no hubiera subido, incluso se hubiese enfadado con razón, pero el cómico se hizo con el escenario, con el momento y durante unos minutos Hollywood fue totalmente suyo. Consiguió hasta que Nicholson se quitara las gafas de sol.

Williams tenía talento y era creativo. En una grabación de vídeo casera en el bautizo de uno de sus hijos, se escucha a los asistentes pedir deseos por el niño. Salud y amor son las palabras más escuchadas. A Williams se le ve decir: creatividad. La que él tenía para ser capaz de hacer monólogos de dos horas saltándose sus propios guiones.

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