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MÚSICA

Avalancha clásica

Las sorpresas de la nueva temporada pueden estar sobre los escenarios y lejos de ellos

Luis Gago
Ensayo de 'Fidelio', que se repondrá en noviembre en Bilbao bajo la dirección de José Carlos Plaza.
Ensayo de 'Fidelio', que se repondrá en noviembre en Bilbao bajo la dirección de José Carlos Plaza.guillermo mendo

Si hubiera que elegir el arranque simbólico de lo más interesante y atractivo que aguarda a los amantes de la música clásica a partir de hoy, el privilegio podría concederse a la doble cita de mañana en los Proms londinenses, protagonizada por Andris Nelsons, al frente de la Orquesta Sinfónica de Boston, y de Kirill Petrenko, el director musical in pectore de la Filarmónica de Berlín, la mitad de cuyos miembros votaron inicialmente hace tres años por Nelsons. Y en nuestro país no hay mejor pistoletazo de salida que el recital que ofrecerá Christian Gerhaher en el Teatro de la Zarzuela el próximo día 10. Junto a su fiel pianista Gerold Huber, el barítono alemán interpretará en el Ciclo de Lied, que cumple ya su 25º aniversario, Schwanengesang, la colección póstuma de canciones de Franz Schubert. Quien haya escuchado al que es probablemente el mayor liederista actual no necesitará de muchas más recomendaciones. Y quien no lo haya hecho, tras oír cantar a Gerhaher Su retrato o El doble, dos de las canciones compuestas por Schubert a partir de poemas de Heinrich Heine, se convertirá en un incondicional.

El concierto forma parte de la extensísima oferta concertística del Centro Nacional de Difusión Musical, que encara su futuro sin Antonio Moral, responsable de forjar su personalidad en los últimos años. Será interesante ver si quien fuera su segundo y elegido como su sucesor, Francisco Lorenzo, mantiene las mismas coordenadas de programación o introduce cambios apreciables. En la última temporada diseñada por Moral destacan sobre el papel los conciertos dedicados a José de Nebra, uno de nuestros grandes compositores infravalorados; la elección de Jesús Rueda como compositor residente, y el homenaje a la organista nonagenaria Montserrat Torrent por parte de varios de sus discípulos. El CNDM calienta también motores para el gran aniversario beethoveniano de 2020 con la programación de sus 10 sonatas para violín y piano y sus 32 para piano.

En nuestro país no hay mejor pistoletazo de salida que el recital que ofrecerá Christian Gerhaher en el Teatro de la Zarzuela el día 10

El Teatro Real trae a España la última ópera de Kaija Saariaho, Only the Sound Remains, que supondrá también la vuelta del director de escena Peter Sellars, un habitual en los tiempos de Gerard Mortier. Y comienza con El oro del Rin la siempre arriesgadísima apuesta de ofrecer una tetralogía de Wagner, en la ya conocida producción de Robert Carsen para la Ópera de Colonia y con Pablo Heras-Casado en la dirección musical. Las óperas de Francesco Cavalli llegan por fin a la plaza de Oriente de mano de uno de sus títulos más emblemáticos, La Calisto, y dos expertos en estas lides como Ivor Bolton y David Alden redoblan el atractivo de una de las grandes citas operísticas de la temporada. En la muy conservadora programación del Liceo barcelonés sobresale con mucho Kát’a Kabanová, de Leoš Janáček, también con dirección escénica de Alden y con Josep Pons en el foso. Y la ABAO recupera en Bilbao la producción del Fidelio beethoveniano de José Carlos Plaza, que contará con Juanjo Mena, un director en permanente progresión, al frente de la parte musical. En Valencia, la llegada de Jesús Iglesias a la dirección artística del Palau de les Arts invita a pensar en un muy necesario cambio de rumbo y a confiar en que las aguas se remansen por fin tras tantas turbulencias.

En la temporada madrileña de Ibermúsica destacan la presencia del siempre controvertido Teodor Currentzis con su orquesta MusicAeterna; una nueva doble visita de la Orquesta de la Gewandhaus de Leip­zig (la otra orquesta cuya titularidad ostenta Andris Nelsons); el ya casi tradicional recital del pianista Yevgueni Kissin, y la integral de los Conciertos para piano de Beethoven, en dos días consecutivos, con Javier Perianes y la Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por Juanjo Mena. En el Palau de la Música de Barcelona no habría que perderse los tres recitales schubertianos de Matthias Goerne y Leif Ove Andsnes; la Misa en Si menor de Bach, comandada por Philippe Herreweghe (que también sonará en Madrid), y el recital bachiano de András Schiff, Variaciones Goldberg incluidas.

Fuera de España, uno de los acontecimientos de la temporada será el estreno, largamente demorado, de la ópera Fin de partie, de György Kurtág, en el Teatro alla Scala. El South Bank de Londres apuesta por la desmesurada ópera Donnerstag aus ­Licht, de Karlheinz Stockhausen. Y la Ópera de París celebra su 350º aniversario (y el trigésimo de la inauguración de la Ópera de la Bastilla) tirando la casa por la ventana: entre muchas otras cosas, una nueva producción de la desmesurada Les Troyens, el estreno de Bérénice (una nueva ópera de Michael Jarrell basada en la obra homónima de Jean Racine, con dirección escénica de Claus Guth) y la recuperación del Tristán e Isolda de Peter Sellars y Bill Viola. La Staatsoper de Berlín abre su curso con Medée de Cherubini, con Daniel Barenboim, y anuncia una versión remozada de Babylon, la ópera de Jörg Widmann, con Andreas Kriegenburg como responsable escénico.

Y más allá de la música habrá que estar atentos a si, tras los casos de Charles Dutoit, James Levine y Daniele Gatti (que ha dejado descabezada a la Orquesta del Concertgebouw, nada menos), siguen aflorando episodios de directores de orquesta denunciados por conductas inapropiadas. Los podios invitan, y mucho, a abusar de la autoridad y todo hace pensar que el desfile de nombres no ha hecho más que empezar.

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Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

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