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‘GLOW’, las mujeres golpean de nuevo

La segunda temporada de la serie de Netflix profundiza en cuestiones como el racismo o el sexismo

Natalia Marcos

El variopinto grupo de mujeres que apostaron por dedicarse a la lucha libre televisada para intentar forjarse un camino en la vida y en el mundo del espectáculo han logrado su objetivo. La primera temporada de GLOW presentó a estas mujeres obligadas por muy diversos motivos a luchar en el cuadrilátero y fuera de él. Ahora, en la segunda entrega, que Netflix estrena el viernes, tienen que mantener vivo su programa de lucha, lidiar con la fama local y tratar de conseguir sus aspiraciones, situadas un escalón más arriba. La purpurina, las mallas ochenteras y el humor no ocultan cuestiones tan serias como el racismo, el sexismo o la igualdad.

“En la segunda temporada tenemos algunos de los momentos más dramáticos que hemos visto en la serie hasta ahora y también lo contrario, los momentos más tontos y locos que hemos visto”, cuenta Alison Brie, Ruth en la ficción, en una entrevista con EL PAÍS durante la presentación de diferentes series en Roma. “Va más lejos en los dos sentidos. Estamos probando cuán salvaje puede ser la serie, y eso es muy divertido como actriz, interpretar todas esas emociones tan diferentes”, añade.

La relación entre las dos amigas protagonistas también evoluciona en los nuevos capítulos. “Debbie está ahora en un lugar en el que se da cuenta del escaso poder que ha tenido en su vida y de que quiere tener más, por lo que decide sentarse en la mesa como otra voz creativa”, dice Betty Gilpin, la actriz que la encarna. “Intenta encontrar una nueva identidad y convertirse en una mujer de negocios”, añade.

Aunque Ruth empieza esta entrega de forma muy optimista, pronto se viene abajo por el rechazo de Sam (Marc Maron), en quien había encontrado una figura paternal. “Ruth se pasa buena parte de la temporada aislada de sus personas más cercanas, Debbie y Sam, y tratando de recuperar su relación con ellos. Es una temporada bastante oscura para ella”, comenta Brie.

“Creo que las dos, Ruth y Debbie, imaginan que la otra tiene una vida perfecta. Debbie ve a Ruth salir con alguien y piensa: ‘Genial; tú eres libre y joven y salvaje y yo estoy sola con mi bebé’. Y Ruth ve a Debbie y piensa: ‘Esa casa grande, ese niño, su vida es perfecta’. Cuando en realidad está muy sola”, tercia Gilpin.

Aunque la ficción exige mucho trabajo físico para preparar las coreografías de lucha libre, ambas intérpretes resaltan lo complicado de representar las emociones de sus personajes. “La punta del iceberg son el maquillaje, el vestuario, la lucha libre, que continúa siendo un reto, sí, pero lo que es increíblemente intimidante es la incomodidad sentimental en la que viven los personajes”, opina Brie.

“Mientras grabábamos, pensaba lo confuso que era para mi cuerpo rodar durante 10 horas una escena de lucha y que al día siguiente tuviese una escena emocional en la que algo terrible estaba ocurriendo, al día siguiente más lucha y más dolor físico, que se juntaba con el dolor emocional de la siguiente escena... Es interesante, pero posiblemente no muy sano”, ríe Gilpin.

Las dos actrices reivindican la pertinencia de GLOW en los tiempos actuales. “Es genial que una historia así esté siendo contada al mismo tiempo que sucede el movimiento Me Too”, sostiene Brie. “Esta explosión creo que va a crear una nueva realidad y que nuestra serie es un ejemplo de cómo podría ser. Podría ser utilizada como modelo de lo que debe ser un ambiente feminista y seguro”, completa su colega.

Un millón de tipos

Como ocurre con Orange Is the New Black, GLOW cuenta con un reparto femenino en el que destaca la diversidad. Jenji Kohan ha creado la primera serie y produce la segunda. "Ella ha liderado el hecho de tener repartos muy diversos y creo que en el futuro veremos más. De hecho, si ahora ves películas de hace cinco años piensas: 'Dios, es un reparto tan blanco...", dice Betty Gilpin, quien cree que los diferentes tipos de mujeres que representa la serie suponen un buen reflejo de la realidad. "El mundo del espectáculo resulta muy reduccionista y decide que solo hay dos tipos de mujeres: o eres sexi o madre. Y hay un millón de tipos diferentes de mujeres", apostilla.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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