CIENCIA-FICCIÓN
Los viajes de Tuf
Autor: George R. R. Martin. Traducción: Albert Solé
Edita: Nova
Hubo vida en el espacio antes de Juego de tronos. El año 1976, un por entonces desconocido George R. R. Martin publicaba en una revista pulp relatos sobre un mercader del espacio obeso, calvo, blanco, vegetariano y bebedor. El mercader en cuestión adoraba a los gatos y odiaba el contacto físico. Tenía una vieja nave que estaba intentando reparar (y que, de hecho, reparaba) echando mano de la ingeniería ecológica. Una década más tarde se publicaron en formato libro, y ahora por fin llegan a España. Llega, en realidad, el Martin más bizarro, divertido y space weird.
Las estrellas son legión
Autor: Kameron Hurley. Traducción: Alexander Páez
Edita: Runas
He aquí una novela queer con naves espaciales. La ganadora del Hugo (de este año) a mejor nouvelle es la historia de Zan, una chica que no sabe quién es, pero que va a tener que librar de todas formas una batalla en la suerte de confín del universo en el que se encuentra: la Legión, un sistema de naves-mundo que se está pudriendo y en el que se ha desatado una guerra sin fin. Dato curioso: en la novela, ni hay hombres ni se los espera, de ahí que una de las primeras críticas fuese que era una novela de “lesbianas en el espacio”, y que su autora, en un juego de “quien ríe el último, ríe mejor’, retitulara una parte de la tirada precisamente así, cosa que la editorial española ha respetado y que es un hit.
Antisolar
Autor: Emilio Bueso
Edita: Gigamesh.
El ganador de dos Celsius Emilio Bueso, destacadísimo nombre propio de la sci-fi española desde hace ya una década, se pasó hace un año al género sword & planet (o road book planet) con Transcrepuscular. Definida como carrusel alucinógeno de ciencia-ficción biopunk (con babosas, forajidos ventrílocuos, brujos y espadas), y primera entrega de una trilogía —Los ojos bizcos del sol—, Transcrepuscular se convirtió en una instantánea obra de culto para el fandom —gracias, en parte, a la estrategia de tiradas limitadas de su editor, el siempre intrépido Alejo Cuervo—, cuya segunda parte, este Antisolar, promete un viaje aún más oscuro y, por supuesto, lovecraftianamente lisérgico.
El largo viaje a un pequeño planeta iracundo
Autor: Becky Chambers. Traducción: Alexander Páez
Edita: Insólita
La nominada al Hugo y al Arthur C. Clarke cuenta entre sus admiradoras a nada menos que a Ann Leckie —la autora de la multipremiada space opera Justicia auxiliar y una de las popes del momento—, y ha sabido ingeniárselas para moldear una historia de redención (y galaxias muy, muy lejanas) protagonizada por Rosemary Harper, tripulante de una vieja nave tuneladora que ha encontrado el trabajo de su vida: construir un túnel hiperespacial a un lejano planeta. Si ella y los demás lo consiguen, podrán vivir sin problemas el resto de su vida. Pero lo complicado es conseguirlo. Porque el viaje será duro. Y por más que el espacio sea infinito, las naves, aunque enormes, acaban por quedarse pequeñas. Sobre todo, cuando escondes un oscuro secreto.
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