Han cancelado mi serie favorita
Todo 'seriéfilo' conoce esa sensación: uno se engancha a una historia, ve todos los capítulos y espera ansioso noticias sobre su regreso. Pero, un buen día, zasca: han cancelado tu serie
Todo seriéfilo conoce esa sensación: uno se engancha a una buena historia, ve todos los capítulos disponibles y espera ansioso a conocer noticias sobre su regreso. Porque es tan buena que tiene que volver, obviamente. Y porque este no puede ser el final. Sin embargo, un buen día, cuando menos te lo esperas, zasca, te dan la terrible noticia: han cancelado tu serie. Contienes la respiración durante unos segundos. Vuelves a leer el titular. No puede ser... ¡Si era buenísima! ¡Si no había terminado! Negación, enfado, ira, frustración y resignación son las fases del duelo seriéfilo. Todos hemos pasado por eso.
En mayo, las cadenas en abierto estadounidenses presentarán sus nuevas apuestas para la temporada que viene. Y para hacer hueco deberán hacer limpieza entre sus producciones actuales y, de paso, harán trizas el corazón de miles, millones de seguidores.
Pero eso es parte del juego, las cadenas no son hermanitas de la Caridad y eligen con qué siguen y con qué no en función de lo rentable que les resulte. Y en los últimos tiempos, Netflix y Amazon Prime Video también han demostrado que tampoco son una ONG. El pasado fin de semana, las dos plataformas han cancelado sendas ficciones. Mientras que Netflix anunció que no habrá segunda temporada de la serie adolescente Todo es una mierda, Amazon dio por sentenciada Mozart in the Jungle tras su cuarta temporada. En el caso de Amazon, la maniobra se incluye dentro de un cambio de la estrategia con su producción propia, que abandona las historias más de nicho, intimistas y de tamaño más pequeño para lanzarse a la búsqueda de un éxito mundial que podría ser la serie sobre el universo de El señor de los anillos en la que están trabajando y con la que pretenden lograr su propio Juego de tronos.
Tanto Todo es una mierda, con sus adolescentes noventeros adorables en busca de su propia identidad, como Mozart in the Jungle, con las aventuras del maestro Rodrigo y de la oboísta y directora de orquesta novata Hailey, son series muy apreciables. Que la cancelación no eche atrás a nadie: las dos tienen finales en los que, obviando algún hilo suelto, pueden aguantar como final de serie. Y las dos son un oasis de entretenimiento amable e inteligente que hacían de la televisión un lugar mejor. La indignación tras la cancelación, como ocurrirá en las próximas semanas con todas las que vengan ahora, es comprensible. Pero que no nos borre el buen sabor de boca que nos dejaron y lo que nos han hecho disfrutar. Fue bonito mientras duró, aunque el viaje haya sido más corto de lo que nos habría gustado.
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