Juan Diego Botto: “Si ha habido un buen momento para hacer televisión es este”
TNT estrena la segunda temporada de su serie 'Buena conducta', que coprotagoniza con Michelle Dockery
Letty y Javier, ladrona y asesino a sueldo, están dispuestos a reconducir sus vidas. Pero la vida no se lo va a poner fácil. Los dos protagonistas de la serie Buena conducta, cuya segunda temporada arranca hoy en TNT (23.20), se trasladan a un barrio residencial y tratan de ser una pareja de clase media más. Pero todo se complica rápidamente en este drama con toques de thriller y con una peculiar historia de amor de fondo. Para Juan Diego Botto (Buenos Aires, 1975) ha sido su segundo año en la serie en la que comparte cabecera de cartel con la actriz Michelle Dockery.
Pregunta. ¿En qué se parece a Javier?
Respuesta. Tenemos la misma voz, el mismo cuerpo, medimos exactamente lo mismo... Lo digo en broma pero es en serio, le prestas a todos los personajes que haces toda tu voz, tu cuerpo, tu conocimiento, tus vivencias, por lo que hay una parte de tu personalidad que está ahí, por más que, por fortuna, nunca he tenido el impulso o la necesidad de matar a nadie y no entra dentro de mis planes hacerlo. Por un lado, moralmente es difícil justificar a una persona que se dedica a matar a gente por dinero, pero a la vez, y ahí está el atractivo del personaje, puede hacer eso sin remordimientos y a la vez emocionarse porque ve a Letty triste o se le puede caer una lágrima viendo al hijo de Letty o hablando con su familia. Es un personaje que puede ser muy tierno y a la vez que no le tiembla el pulso por tener que matar a quien fuere. Ahí es para mí donde reside la gracia, intentar que al espectador no le resulte desagradable sino que tenga esta contradicción de, joder, me cae bien un asesino.
P. Además, en la serie su hermana, María Botto, interpreta a la hermana del personaje. Otra cosa en común más...
R. Al principio de la primera temporada, el creador de la serie me preguntó si conocía alguna actriz hispana que pudiera hacer de mi hermana. Y le dije, la verdad es que sí, conozco una que podría hacerlo muy bien. Le mandaron el texto, hizo una prueba, gustó, encontraron que parecíamos hermanos y ahí está. Ha sido muy bonito poder trabajar juntos.
P. ¿Qué cree que es lo que engancha de la serie?
R. Es difícil de decir porque estoy tan dentro que tener una mirada objetiva es muy difícil. Pero lo que me enganchó y me sigue gustando es el hecho de que es una serie muy difícil de clasificar en cuanto a su género. Es un drama, porque es la historia de esta mujer que está tratando de salir adelante y recuperar a su hijo y dejar atrás el mundo de la droga; es una comedia porque tiene muchos toques de comedia; y en ciertos momentos tiene giros de thriller. Eso hace que la serie sea muy inclasificable y sea muy difícil prever hacia qué lado va a salir. Y por otro lado la propia historia, estos dos outsiders sociales que están intentando encontrar su lugar de pertenencia, ubicarse en el mundo, con extrema dificultad.
P. Es su primer papel de largo recorrido en una serie. ¿Cómo lleva la televisión y hacer un mismo personaje tanto tiempo?
R. Es interesante, es distinto de lo que yo estaba habituado. En cine normalmente cuando vas a hacer un personaje tienes todo su arco desde el principio, sabes dónde empieza, por dónde transita y dónde acaba la historia. Esto no ocurre en televisión, sabes dónde empieza, tienes una idea general del arco del personaje y te vas encontrando con los capítulos cada 10 días, lo que hace que tengas que adaptarte mucho, más allá del otro factor que es el tiempo. En cine y teatro tienes mucho tiempo para preparar el personaje y para ir entrando en él y en televisión no lo tienes. También es verdad que una vez que encuentras el personaje, te enfrentas a tantos episodios y tantas cosa que le pasan que llega un momento en que lo tienes muy incorporado y es más fácil avanzar rápido. Son metodologías muy distintas y cada una tiene sus virtudes e inconvenientes. Yo lo estoy disfrutando mucho, hemos tenido la suerte de que el equipo artístico nos entendemos muy bien, los directores son fantásticos, con el equipo de guionistas tenemos mucha colaboración, tenemos mucha capacidad de poder sugerir, y el proceso creativo está siendo muy enriquecedor.
P. ¿Y cómo lleva vivir en Carolina del Norte durante los seis meses del rodaje?
R. El contrato que firmé para esta serie es por cinco temporadas. Y eso dio bastante vértigo. Porque no es que pueda que te pases seis meses al año durante los próximos cinco años en Nueva York o Los Ángeles, es que quizá vas a pasar seis meses al año en Wilmington, Carolina del Norte. Que es una ciudad preciosa, universitaria, frente al mar, pero eso no lo sabía cuando firmé, y no deja de ser una ciudad pequeña en la América más profunda. Realmente es un choque cultural, ignoramos cuán distintos somos de la cultura americana hasta que no nos involucramos en ella. Estamos tan acostumbrados a ver cultura americana que pensamos que somos prácticamente iguales, que lo entendemos. Pero estoy disfrutando mucho de la experiencia.
P. ¿Qué es lo que más le ha chocado de esas diferencias culturales de las que habla?
R. Las pequeñas cosas, lo que hace distinto todo. Como quedar con gente y, si quedas a cenar, es a cenar, a los 10 minutos de terminar la cena se van. El momento ese en España en que empiezas a abrir la segunda botella de vino y confiesas tu vida y terminas cantando, eso nunca se da porque es el momento de irse. No es "quedamos y ya vemos", que es la manera mediterránea en la que se resuelve la vida y la política. Y luego otras diferencias más notables. En la zona en la que estamos la gente de color no está en absoluto integrada, hay un barrio de afroamericanos que es donde están todos. La diferencia social es brutal, el racismo es muy notable, y son cosas que te chocan, que el racismo esté tan en el ADN.
P. Volviendo a la serie, ¿diría que tiene fecha de caducidad o puede llegar a alargarse hasta las cinco temporadas por las que ha firmado?
R. Eso realmente le corresponde a la audiencia determinarlo. Por la trama que conozco, los guionistas tienen dibujadas las próximas 2-3 temporadas, tienen cinco ya casi pergeñadas, no al detalle pero sí por dónde irían los personajes. Pero la competencia es feroz, la cantidad de series que hay es una barbaridad, la forma de ver televisión es muy distintas y está cambiando mucho, hay muy poca gente que lo ve cuando se emite, el grueso de los visionados son a posteriori, lo que hace que la forma de medir la audiencia sea distinta.
P. En España ya ha participado recientemente y de forma breve en la serie Pulsaciones, pero ¿se plantearía unirse a una serie española para un papel protagonista?
R. Sí, pero antes también estaba dispuesto. Siempre que sea algo que me parezca interesante y coincida que no tengo otro proyecto... Y más ahora, creo que desde hace unos años se está haciendo muy buena televisión en España, hay proyectos cada vez mejores. En España también la realidad audiovisual está cambiando y lo hace muy rápido. Si ha habido un buen momento para hacer televisión es este.
P. Entonces, ¿qué tiene que tener un proyecto para que se una a él?
R. Que sea una buena historia, un buen guion y un buen personaje, algo interesante que contar, y que tenga buenos compañeros y buen director. Tampoco es nada milagroso, una historia que resulte interesante y no sea infantilizada, de esas que a veces se hacen en televisión, cosas cíclicas que terminan dando vueltas sobre la misma trama constantemente. Pero cada vez se hacen mejores series en España, que enganchan a la audiencia y tienen calidad.
P. ¿Qué series le gustan?
R. No soy muy original, me gustan las que a todo el mundo. Me he comido entusiasmado todas las temporadas de Juego de tronos. Mi serie favorita de todos los tiempos es The Wire. Hubo una época, la de Los Sopranos y The Wire, con tremendas piezas televisivas, y no televisivas, de cine, de arte. Y ahora me flipó Peaky Blinders. Tengo muchas ganas de ver The Deuce, está muy bien la serie que hace Peris-Mencheta sobre los orígenes del crack.
P. ¿Cómo lleva las escenas de sexo? En la serie hay unas cuantas...
R. A lo largo de mi carrera he tenido que hacer bastantes escenas de estas, que al final no dejan de ser una suerte de coreografía. Están muy medidas, y más en televisión, porque entra el factor de qué se puede emitir y qué no, las normas de la cadena... Es una cosa muy pactada y coreografiada que tiene más de ballet que de trabajo actoral. No es particularmente complicado ni las escenas más difíciles ni las que te dan más pudor. Da mucho más pudor decir te quiero que tener que quitarte la camiseta.
P. ¿Participar en Buena conducta le ha abierto ya puertas en Estados Unidos?
R. Sí, innegablemente sí, estás trabajando, te da visibilidad... Lo mismo que ocurre en cualquier parte, ya eres el actor que está en tal sitio, a diferencia de "no tengo ni idea de quién es", "sí, es un actor que trabaja mucho en España", "ah, vale, España...". Esta serie es un proyecto que me gustó mucho, de buena calidad, con una buena historia, que estoy disfrutando mucho, y que si se hubiera contado en Buenos Aires o en Madrid me habría resultado igual de atractiva. No tengo un interés particular en dejarlo todo e ir a Los Ángeles a probar fortuna, sino que de donde vengan los proyectos, ahí iré.
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