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Columna
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Racismo

El cine y la televisión de Estados Unidos ha dedicado numerosas obras a denunciar el racismo

Ángel S. Harguindey
Fotograma de 'Fuego abierto'.
Fotograma de 'Fuego abierto'.

"Es la ficción más real de la tele. Esto es América", comentó Richard Dreyfus sobre la serie Fuego abierto (Fox Life) en la que desempeña un importante papel. Probablemente no sea toda América pero está claro que el racismo -eje central de los diez capítulos que la componen- juega un papel determinante en la idiosincrasia estadounidense.

La muerte de un estudiante blanco a manos de un policía negro, el único de la pequeña localidad de Carolina del Norte, es el motivo por el que el Departamento de Justicia envía a una detective y a un fiscal, los dos afroamericanos, a investigar un asunto que se complicará con el asesinato de un joven negro por una patrulla de policías blancos. El conflicto está servido.

La serie se rodó en Charlotte y en Nueva York en 2016. Durante el rodaje se produjeron hechos idénticos a los que describe la ficción y aunque el apego a la realidad de sus guionistas es incuestionable ninguno de ellos pudo intuir la bochornosa actitud del nuevo Presidente, Donald Trump, ante los sucesos racistas provocados por los supremacistas de Charlottesville (Virginia) a mediados del pasado agosto ni, por supuesto, que el primer indulto presidencial lo concediera a su amigo Joe Arpaio, sheriff durante 23 años del condado de Maricopa (Arizona), y declarado racista.

El cine y la televisión de Estados Unidos ha dedicado numerosas obras a denunciar el racismo. Fuego abierto es, probablemente, una de las mejores ficciones televisivas sobre el tema pues incluye las vinculaciones políticas y económicas que permiten el que perdure la segregación. Una Gobernadora (Helen Hunt) que trata de salir indemne en plena precampaña electoral, un magnate que se considera por encima del bien y del mal, un cuerpo de policía corrupto y servil ante los poderosos, un sistema judicial injusto y una comunidad negra, liderada por una aguerrida pastora, que explota ante la discriminación racial. Lo dijo Mao Tse-tung: "Una chispa puede incendiar una pradera".

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