Contra una serie que todavía ni existe
Las redes sociales se llenan de quejas por miedo a que ‘Confederate’ de HBO muestre un lado humano y glamuroso de la esclavitud. Y todavía no hay ni guiones
Uno de los vicios de las redes sociales es buscarle tres pies al gato. A veces hasta límites exagerados. Con las series de televisión pasa a menudo y todo el mundo tiene algo que decir sobre cualquier cosa por poco confirmada que esté o por pocos detalles que se conozcan. El último caso, absurdo como tantos otros, es el de Confederate, una serie que, de momento, solo es un proyecto, y a la que el ruido de redes como Twitter parece querer boicotear y terminar antes de que nazca. En este caso, el fondo es entendible y si hubiera de verdad argumentos sólidos para apoyar las protestas, lo haríamos sin dudarlo. Pero no los hay.
Confederate es el nuevo proyecto de D. B. Weiss y David Benioff en HBO. Proyecto. Sin rodar. Sin reparto. Posiblemente sin guiones terminados todavía. Weiss y Benioff son los creadores de Juego de tronos. Y blancos. Confederate, una idea que vienen rumiando desde hace tiempo, pretende contar la historia de unos Estados Unidos en los que los estados confederados del sur ganaron la Guerra Civil (1861-65) y la esclavitud no fue abolida. Y se imagina cómo sería un mundo así en la actualidad para explicar por qué hay tanto racismo en la vida real. Es decir, la trama pretende denunciar el racismo y luchar contra él.
Durante la emisión de uno de los últimos capítulos de Juego de tronos se hizo tendencia en Twitter una corriente en contra de este proyecto sobre esclavos negros creado por blancos. Los productores de Juego de tronos ya han sido acusados anteriormente por su supuesta falta de diversidad en la serie fantástica. Las quejas contra Confederate van desde el color de piel de sus creadores hasta el miedo a que se glamurice la esclavitud y a los esclavistas. Y todavía no han visto ni un fotograma. Aparte de la escritura de sus dos creadores, el proyecto cuenta con dos guionistas más, formado por el matrimonio entre Nichelle Tramble y Malcom Spellman, dos afroamericanos que también ejercerán de productores. En las quejas nadie hablaba de ellos.
La parrilla seriéfila se está llenando de series distópicas con una historia alternativa de lo que podría ser el mundo si pasaran ciertas cosas. En The Handmaid's Tale una sociedad puritana reduce a las mujeres a máquinas de procrear o a meras sirvientas. En The Man in the High Castle los nazis y los japoneses imperialistas se reparten el mundo, incluido EE UU. En ninguno de los dos casos ha habido protestas de mujeres o de judíos en contra de las series. La ciencia ficción y la fantasía, bien usadas, son herramientas estupendas de denuncia para luchar contra las desigualdades. Uno de los proyectos con los que trabaja ahora mismo Amazon es Black America, serie en la que los estados de Alabama, Mississippi y Luisiana, liderados por ciudadanos afroamericanos, forman el estado soberano de Nueva Colonia.
El ruido con Confederate fue tal, que HBO tuvo que emitir un comunicado pidiendo calma y un voto de confianza para una serie que todavía ni existe. Esperemos a ver qué ofrecen, cómo lo hacen, dejémosles trabajar, y luego, si de verdad lo hacen mal, lo diremos. Y nos cebaremos con gusto si lleva el sello del KKK, si de verdad es ofensiva o demasiado incómoda. Pero de momento no hay ni una señal de que vaya a serlo.
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