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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Snowfall’

La serie de John Singleton funciona bien y deja la promesa de que todavía hay mucho más que contar

Álvaro P. Ruiz de Elvira
Damson Idris y Amin Joseph en 'Snowfall'.
Damson Idris y Amin Joseph en 'Snowfall'.

Ha pasado mucho tiempo desde que John Singleton sorprendiera al mundo cinematográfico con su debut, Los chicos del barrio. Una película sobre el racismo y la violencia en Los Ángeles en los años 90 y sobre la pérdida de la inocencia. Entre otras cosas, amplió el hueco que Spike Lee había abierto poco antes con Haz lo que debas para los cineastas afroamericanos y para las historias sobre afroamericanos en Hollywood. Más de dos décadas después y tras varios éxitos y fracasos con películas tanto independientes como palomiteras, Singleton ha descubierto la televisión. Y su primer gran trabajo en ella, por lo visto hasta el tercer episodio, es una buena serie que mezcla el drama y el thriller y que vuelve a poner a su amada ciudad de Los Ángeles como escenario y como personaje fundamental de la historia.

Snowfall, que emite HBO en España, es también una continuación moderna de Los chicos del barrio. La serie cuenta la historia del devastador impacto del crack en los años 80, una droga más barata y demoledora que la cocaína. Y lo hace sobre tres pilares, los de sus tres protagonistas. El principal es Franklin, un joven negro que vive en un barrio pobre de Los Ángeles pero que ha sido educado en un colegio de blancos. Interpretado convincentemente por Damson Idris, Franklin pasa de camello de barrio a traficar en grandes cantidades y con mucho, demasiado, dinero de por medio. Gustavo, el segundo pilar, es un luchador mexicano (el español Sergio Peris-Mencheta) que para sobrevivir debe trabajar de matón para los narcos. Y por último está Teddy (Carter Hudson), un agente de la CIA que a través del narcotráfico consigue dinero para comprar armas para enviar a Nicaragua.

La serie puede resultar liosa con estas tres tramas, de hecho llega un punto que parece que quiere abarcar demasiado, pero queda claro que el trío acabará juntándose en algún momento. Y si eso acaban haciéndolo bien, de una forma fluida, la serie ganará más enteros. Snowfall tiene el sello de Singleton, funciona de forma correcta, es entretenida e inteligente, tiene una buena banda sonora (son los 80, qué esperaban), lo que cuenta es interesante y deja la promesa de que todavía hay mucho más que contar.

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