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Música incendiaria

Run The Jewels alcanza su punto álgido de madurez con un disco de alto contenido político y social

Actuación de Run The Jewels en Atlanta, el pasado octubre.
Actuación de Run The Jewels en Atlanta, el pasado octubre.PAUL R. GIUNTA (GETTY)

Si algo descubrieron los dos primeros discos de Run The Jewels, consolidado por todo lo alto en el tercero, ya disponible de forma gratuita a través de su web, es la compatibilidad plena entre un discurso lírico enfurecido y un hip-hop accesible, contagioso e incluso bailable. El productor y rapero neoyorquino El-P y el rapero de Atlanta Killer Mike, artífices del proyecto, siguen de mala uva, muy cabreados con los poderes fácticos y ansiosos por arrojar bombas de racimo dialécticas contra el establishment, pero lo hacen desde un sentido del entretenimiento y la diversión musical que en este nuevo álbum alcanza su punto álgido de madurez y consistencia.

En Run The Jewels 3 se ponen serios, pero hasta cierto punto, sin pasarse de la raya. Y en una temporada en la que el rap, comercial e independiente, tanto da, se ha movilizado de manera mayoritaria para denunciar los casos de brutalidad policial, los brotes de racismo institucional y la llegada a la presidencia de Donald Trump, la banda vuelve a destacar por encima del resto con su visión moderna, fresca y excitante del rap político, habitualmente un subgénero demasiado pagado de sí mismo y proclive a los excesos de trascendencia en el que todo está supeditado al mensaje. Y buena parte de culpa la tiene el hecho de que el grupo encuentra aquí el punto de equilibrio idóneo entre las ansias de revuelta y las canciones redondas, entre un lenguaje cortante, crudo y directo y una carcasa melódica que incita a agitar la cabeza, saltar y derrochar energía. La delgada línea roja entre el mosqueo concienciado y el vacile desenfadado.

Así, de la misma forma que ‘Hey Kids (Bumaye)’ es un himno de sublevación contra los peces gordos del sistema, ‘Down’ apuesta por una vuelta de tuerca al egocentrismo bravucón, una temática más propia del hip-hop frívolo y convencional. Y mientras ‘Thieves! (Screamed The Ghost)’ experimenta con una atrevida lectura shakespeariana del nuevo racismo imperante en Estados Unidos, ‘Thursday In The Danger Room’ aborda conflictos más íntimos y emocionales en otra historia de muerte y recuerdo para los amigos caídos. Run The Jewels 3, en definitiva, es un disco rabioso y desafiante, pero ni mucho menos cargante, dogmático o pelmazo. Lejos del sermón y el mitin cuadricu­lado, El-P y Killer Mike se divierten y divierten en una suerte de combate pugilístico de rimas feroces y engrasadas que en esencia recuerda al hip-hop más festivo y participativo de otros tiempos y otras sensibilidades. La visión lúdica de ayer con la amargura y el cabreo del ahora.

Como si The Bomb Squad se fueran de ruta por los mejores clubes de Atlanta, como si Kendrick Lamar le pidiera prestados los discos de rap a su primo sureño, Run The Jewels 3 acaba deviniendo su grabación más conseguida y ejemplar hasta la fecha: perdido el factor sorpresa de su debut y la capacidad de intimidación de su continuación, el dúo apuesta en su tercer asalto por estilizar la producción, recrudecer el discurso y multiplicar la intensidad de su maquinaria. Y el resultado, que da lugar a uno de los mejores discos del género de los últimos meses, es incendiario como un cóctel molotov y adictivo como el azúcar.

Run The Jewels 3. Run The Jewels. Mass Appeal

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