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PURO TEATRO

Papá Mendo, mamá Angelina

Alfonso Lara, Fernando Cayo y José Pedro Carrión se lucen en 'Páncreas', tronchante comedia negra (¡y en verso!) de Patxo Tellería

Marcos Ordóñez
Alfonso Lara, José Pedro Carrión y Fernando Cayo, en un momento de Páncreas.
Alfonso Lara, José Pedro Carrión y Fernando Cayo, en un momento de Páncreas.Sergio Parra

Me imagino a un productor de los que tienen la frase “con la que está cayendo” en el escudo de armas recibiendo el proyecto. “A ver si lo he entendido. Tres amigos. Javilo, un enfermo terminal que necesita urgentemente un trasplante. Raúl, un depresivo crónico que ha prometido suicidarse a los 60. Y César, un furioso que le pide a Raúl adelantar el suicidio para donarle el páncreas a Javilo. Ah, y además la obra se llama Páncreas. Y está escrita en verso. Sí, hombre, muy comercial. ¿Y vosotros queréis que meta pasta en eso? Un momentito, que llamo a seguridad”.

Teatro lleno, desbordado de risas. El insólito espectáculo es un singular juguete cómico de alto abolengo, hijo de Jardiel y Muñoz Seca

Pero Concha Busto no es una productora timorata. Apostó por la insólita obra de Patxo Tellería, que ya se había estrenado en euskera, y no puede haberle ido mejor: requetemejor. Estreno en el Arriaga en noviembre de 2015. Reparto estupendo: Alfonso Lara, Fernando Cayo y Santiago Ramos, que deja la función por enfermedad y al que sustituye José Pedro Carrión. Un mes en el Valle-Inclán. Gira por España de enero a junio de 2016 con más de 50 funciones. Recala en el madrileño teatro Amaya, donde lleva en cartel desde el pasado agosto y permanecerá hasta el 15 de enero. Y nueva gira ya concertada, de momento hasta primeros de abril. En plata: lo que se dice todo un éxito.

He tardado en verla, pero al fin pude pillarla la semana pasada. Teatro lleno, desbordado de risas. Comedia negra, por supuesto. Negrísima. He dicho “insólita” y me quedo corto. Páncreas es un singular juguete cómico de alto abolengo, hijo de Jardiel y Muñoz Seca (o sea, de las tronchantes versificaciones de Angelina o el honor de un brigadier y La venganza de don Mendo). Y apostaría algo a que Tellería creció devorando postres tan lisérgicos como Los caballeros mangantes, de Selecciones Dumbo, con Donald enfrentado a Narciso Bello. Versos morrocotudos que alternan con gozosos ripios en un cóctel de métrica algo desmañada pero de efectividad indudable. Aplaudo rimas turulatas: internautas con incautas, suicidio con fastidio, boicot con robot, Javilo con estilo y asimilo. No llegan al pedestal de don Tomás Segovia, que rimó ónix con gin-tonics, aunque voto a bríos que le roen los talones.

Los tres protagonistas hablan en verso “porque en el lugar donde estamos se habla así: es raro, pero uno se acostumbra”, dicen. La trama está llena de giros inesperados, también de estirpe jardielesca, y lo anticipado te atrapa igual: ¿cómo habrán llegado estos cristianos a este lugar donde no llueve ni nieva? Lugar, por cierto, que en la deliciosamente lóbrega escenografía de José Luis Raymond parece un homenaje a las pelis de Roger Corman, muy bien realzado por las luces de José Manuel Guerra. Y guiño (abrigos, bombines) a los solitarios de Magritte en el vestuario que firma María Luisa Engel. Bajo los bombines, tres actorazos que se salen, escribí el sábado pasado. José Pedro Carrión, con la gracia melancólica de Antonio Casal. Fernando Cayo (que sería un suculento Narciso Bello), con el humor violento de Zero Mostel. Alfonso Lara, en la línea entre angélica y atormentada del gran Bourvil (cruzado con José Luis Coll). Los tres conjuntados y “movidos” soberbiamente por Juan Carlos Rubio en una coreografía humorística con un pie en el slapstick y el otro en los ritmos del vodevil. ¿Qué más se puede pedir? ¿Que canten? Pues cantan, y con mucho salero. Miguel Linares les ha servido una habanera (que al final, amor con amor se paga, corea el público). Y el salmo Cerca de ti, Señor, que sonaba en el Titanic, dicen, cuando se pegó el icebergazo, y donde Cayo se luce al piano. También Lara teclea, a la manera de Martínez Soria en El difunto es un vivo, mientras recita una Oda al tabaco que parece guiñarle definitivamente el ojo a Jardiel y al pasaje Lumbre de cigarro que abría Angelina. Por cierto: ¿alguien ha pensando que Páncreas tiene un musical? Un consejo: no hagan como yo y vayan a verla cuanto antes.

Concha Busto no es una productora timorata. Apostó por la insólita obra de Patxo Tellería, que ya se había estrenado en euskera, y no puede haberle ido mejor

Más estrenos. Ambos en el Lliure barcelonés, que no para de presentar espectáculos. Les aboceto el dueto (se me pega la rima) y la semana próxima me explayo. En el Espai Lliure, Revolta de bruixes, de Benet i Jornet, a los 40 años de su estreno televisivo. En el María Guerrero se vio como Motín de brujas en 1980, dirigida por Josefina Molina. Juan Carlos Martel firma el montaje actual, quizás asainetado en exceso, pero el texto sigue teniendo pegada y sirve de tarjeta de presentación de las excelentes actrices de la Joven Compañía (Clàudia Benito, Raquel Ferri, Andrea Ros y Júlia Truyol), respaldadas por la veteranía de Xicu Masó, Chantal Aimée y Àurea Márquez. Y en el Lliure de Gràcia, Emilio Gutiérrez Caba y Àngel Llàcer le echan toda su energía y su talento a Relato de un náufrago, la megacrónica de García Márquez, adaptada por Ignacio García May y dirigida por Marc Montserrat-Drukker, con imaginativa escenografía de Jon Berrondo. Las dos funciones estarán en cartel hasta el 4 de diciembre.

Páncreas, de Patxo Tellería. Dirección: Juan Carlos Rubio. Intérpretes: José Pedro Carrión, Fernando Cayo, Alfonso Lara. Teatro Amaya (Madrid). Hasta 15 de enero.

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