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Columna
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Motivos para dejar de ver una serie

Hacemos tantas cosas por inercia: ir al trabajo cada mañana, quedarnos en el sofá y pasar del gimnasio, casarnos, tener hijos. También ver series

Jaime Rubio Hancock

Hacemos tantas cosas por inercia: ir al trabajo cada mañana, quedarnos en el sofá y pasar del gimnasio, casarnos, tener hijos. También ver series.

A veces hay que ser valiente y huir. No es fácil: hemos invertido tiempo en esa serie y por eso le damos más valor. Se trata del sesgo del costo hundido, que también explica que no colguemos el teléfono cuando llevamos más de veinte minutos en espera, intentando hablar con esa compañía que nos ha cobrado de más.

Una de las excusas más habituales es la de “quiero ver cómo acaba”. Es la peor de todas. Muy de vez en cuando, el final es decentillo, pero por lo general resulta decepcionante. No es culpa de Lost o de The Good Wife: es casi imposible que un episodio de 40 minutos esté a la altura de las expectativas creadas durante años. Además, si solo necesitamos saber qué ocurre, ya nos enteraremos en Twitter, queramos o no.

Por otro lado, hay series que no están hechas para tener un final. Desde las que ofrecen tramas cerradas en cada episodio hasta productos como The Walking Dead, cuyo objetivo no es tanto construir una narrativa como explorar el sufrimiento humano (el del espectador).

Muchas series tienen tramas alargadas como un chicle (Jessica Jones) o chistes previsibles desde hace literalmente una década (The Big Bang Theory). A lo mejor ya no sabes qué está pasando ni por qué (Mr. Robot) o puede que la veas solo porque todo el mundo habla de ella (sí, Juego de tronos). Recordemos que con el pretexto de la era dorada de las series nos han colado cosas como las cuatro temporadas de Héroes. Lo sé porque las vi.

No pasa nada por abandonar. Así recuperamos tiempo para otras series o, mejor, para dedicarnos a otros asuntos. Yo debería limpiar las ventanas, por ejemplo. Es horrible, pero mejor que Agents of SHIELD.

Tampoco es como si no pudiéramos darles otra oportunidad más adelante. Aunque añadiré una cosa: no conozco a nadie que haya vuelto con su ex y le haya ido bien. A nadie.

Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Editor de boletines de EL PAÍS y columnista en Anatomía de Twitter. Antes pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', además de la novela 'El informe Penkse', premio La Llama de narrativa de humor.

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