La segunda vida de ‘Víctor Ros’
La serie de TVE prepara su nueva temporada grabando en diferentes localizaciones de Guadalajara
Víctor Ros ha resucitado. Cuando parecía que TVE ya se había olvidado del detective creado por el escritor Jerónimo Tristante, llegó la renovación para una segunda temporada que desde hace unas semanas se ha materializado en el rodaje de ocho nuevos capítulos. "Hubo un momento en que incluso nosotros pensábamos que podía no salir otra temporada", dice Emilio A. Pina, productor ejecutivo de la nueva entrega. Aunque Carles Francino, Víctor Ros en la ficción, asegura que no llegó a dar por muerto al personaje, también había empezado a perder las esperanzas de volver a meterse en la piel de este policía de finales del siglo XIX. "Pasó mucho tiempo. Fue una gran ilusión cuando nos dijeron que habría más. Cuando llegas a una serie sabes por lo que llegas pero luego uno nunca sabe qué pasará, y cuando dijeron que habría segunda temporada pensé: 'pues igual no estuvo tan mal", confiesa el actor tras una larga jornada de rodaje.
El día en el que EL PAÍS visita el rodaje, el equipo de la serie, producida por Secuoya Contenidos, se ha trasladado al monasterio de San Bartolomé en la localidad de Lupiana, próxima a la capital alcarreña, donde transcurrirá parte del tercer capítulo. El sol golpea sin compasión en este edificio declarado monumento nacional en 1931 y por cuyo claustro, huerto y ruinas se mueven unas 70 personas entre técnicos, personal de producción y demás miembros del rodaje. Los actores llevan ropajes decimonónicos que parecen muy poco recomendables para las altas temperaturas de la última semana de junio. "Imagínate, yo que tengo que llevar el traje de guardia civil de 1898, un traje de lana azul... ", alcanza a decir el actor Paco Tous.
Pero, aunque la serie se haya trasladado a grabar a Guadalajara, la historia se desarrollará en otros lares. Tras el primer capítulo, dirigido por Daniel Calparsoro, y que tiene lugar en Madrid, Ros pondrá rumbo al sur, hacia Linares y Sierra Morena. "El primer capítulo es un detonante enorme, muy potente, para bajar al personaje a los infiernos y que de ahí resurja el héroe con una madurez que no mostró en la primera temporada. Veremos sus fisuras y su lado humano", explica Pina. "Ros baja a los infiernos pero también volverá a sonreír. Se le queda algo clavado en el corazón, en el estómago, una rabia y un dolor que le hace avanzar más rápido", adelanta Francino sobre la evolución del personaje.
Tras lanzar un petardo para intentar ahuyentar a los pájaros para que su sonido no se cuele en la grabación, continúa el rodaje con Ros paseando con unos monjes por los alrededores del monasterio. Es uno de los pequeños impedimentos —además del calor— de trabajar en espacios naturales. Porque si el personaje da un giro en los nuevos capítulos, la producción también ha afrontado múltiples cambios. Con la ausencia de Javier Olivares, creador de la serie, se ha renovado el equipo detrás de las cámaras. Además, la producción ha dejado atrás el uso del croma y los efectos visuales de la primera entrega para trasladarse a localizaciones naturales. "Es algo que se agradece como actor y como espectador. El plató es más cómodo para un actor, sabes dónde están las cámaras, lo controlas más, pero creo que aunque sea más complicado y más duro para todos grabar en espacios naturales, el resultado lo agradece", argumenta Francino.
El director Iñaki Peñafiel, encargado de cuatro de los ocho episodios de la segunda temporada, también prefiere los rodajes en este tipo de localizaciones. "Hoy estamos pasando un calorazo tremendo, pero eso da igual. Al final los espectadores notan cuando las cosas son de verdad. Si este monasterio fuera un plató, tendrías que hacer planos más cerrados entre tres paredes. Y sin embargo, estamos haciendo unos planos generales amplísimos. Consigues mucha verdad", explica Peñafiel.
Otro de los cambios de la nueva temporada es la incorporación al reparto de nombres como los de Paula Prendes, Edu Soto, Carolina Bang o el ya mencionado Paco Tous, en cuyo personaje Víctor Ros encontrará casi a un antagonista. "El sargento Giralda está al mando del puesto de Linares, un hombre con pasado cercano al bandolerismo, hecho a sí mismo, rudo", explica Tous sobre un personaje cuyos métodos chocarán con los de Ros. "Nos interesaba sembrar una idea en la ficción: que los actuales métodos de investigación de la Guardia Civil, que es pionera en muchos aspectos, empezaron a llegar por contagio de ese Ros que se desplaza a trabajar con ellos", dice Pina. Policía y Guardia Civil trabajando codo con codo en la Andalucía de 1898. Los nuevos derroteros de esta segunda vida de Víctor Ros.
Sierra Morena en la Alcarria
En esta temporada, Víctor Ros investigará el robo de las reservas de oro del Banco de España, lo que le llevará a Linares y Sierra Morena. "Cuando pensamos en sacar de Madrid a Ros, la primera opción, siendo 1898, fue algún puerto de mar. Pensamos en Cádiz. Pero como no podíamos asumir un desplazamiento largo por costes y no queríamos abusar del digital, escogimos algo localizable en Madrid y alrededores", explica el productor Emilio A. Pina. Por eso, dirigieron su mirada a Guadalajara y su Fuerte de San Francisco. "Allí puedes jugar con calles y casas que modificamos un poco y permiten una verdad que un plató no da", dice Pina. Además, cada capítulo se desarrollará en otros escenarios ubicados en la provincia de Madrid y la vecina Guadalajara.
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