Cabello/Carceller, antepasadas por venir
Las artistas comparten distintas performances dentro del circuito nacional de arte contemporáneo. Asaltan el feminismo, la acción queer, la política drag o crítica anticolonial
Una Mc rapea en el patio de la galería Elba Benítez de Madrid un texto escrito por Susan Sontag: “Porque la guerra tiene sus leyes”, canta mientras es grabada. Su performance no será solo un concierto, que lo es, sino también el objeto de la exposición que en ese momento se inaugura. Esta escena pertenece a una de las múltiples acciones performativas que las artistas Cabello/Carceller mantienen activadas actualmente dentro del circuito nacional de arte contemporáneo. Junto a ella, la resonancia en nuestro inconsciente colectivo de su paso en 2015 por la Bienal de Venecia —de la mano del comisario Martí Manen—, la recién inaugurada Borrador para una exposición sin título en el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (Marco), comisariada por Manuel Segade y coproducida en colaboración con el CA2M de Madrid, del que Segade es director, y una última en preparación comisariada por ellas mismas para el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
La escasez de referencias bibliográficas en España sobre su trabajo podría hacernos pensar que las artistas Helena Cabello y Ana Carceller no hubiesen estado nunca antes presentes de tal forma entre nosotras, pero el caso es que ellas ya habían llegado aquí, a este descampado nacional en el que se encuentra la reflexión política de género en arte y en el que los equipos de gestión de los equipamientos culturales públicos empiezan ahora a trabajar, hace algo más de 20 años. Y es que el tiempo, al igual que la guerra, tiene sus propias leyes y Cabello/Carceller las conocen a la perfección.
La muestra en el Marco de Vigo se configura como un dispositivo cronopolítico de intercambio de roles y posiciones
Tanto es así, que Borrador para una exposición sin título, la primera retrospectiva de su trabajo que ahora se presenta en el Marco, se configura por entero como un dispositivo cronopolítico donde el antes y el después de sus obras intercambian posiciones, roles y privilegios en un incesante proliferar de conexiones cuyo efecto retardado parece haber sido programado intencionadamente mucho tiempo atrás por ellas mismas. De hecho, su historia, la de su ser entre dos, arranca en el espacio expositivo de la retrospectiva con una cronología al estilo tradicional que se inicia en 1586, con la solicitud del vicario de Madrid de un examen genital al cirujano hermafrodita Eleno/a de Céspedes.
A partir de ahí, tradición, historia, biografía y archivo se implican por igual en la creación de un código complejo especialmente emocionante y transparente que además de permitirnos interpretar su propuesta estética acorde con un contexto digno, nos ofrece una nueva genealogía entre las posibles para nuestra propia subjetividad sexual contemporánea de cuya comunidad, una vez la hemos atravesado, ya no podemos dejar de participar. No porque esta nos incluya personalmente, sino porque de la otra, de la genealogía tradicional de la historia del arte contemporáneo clásico, estamos ya además de históricamente apartadas estética, sexual, política y soberanamente aburridas.
Su reciente exposición en Madrid partía de versiones rap de textos filosóficos de Foucault, Sontag o Butler
Cabello/Carceller asaltan en su práctica multidisciplinar el feminismo, la acción queer, la política drag y la crítica decolonial como herramientas que son, hasta el límite en que estas les siguen siendo útiles para hacer aquello que no han dejado de hacer desde el inicio de su trayectoria y que desde aquel mismo instante, preocupantemente parecido a este desde el que hablamos hoy, les ha servido de protocolo de seguridad para la protección de su potencia de transformación del orden de las cosas en el mundo (del arte), a saber: no trabajar nunca solas a pesar de la intemperie historiográfica y no asumir más responsabilidad como autoras que la de dar paso a la forma que produce en sí el ejercicio de inteligencia que es el arte entendido como producción colectiva de política, placer y conocimiento.
Borrador para una exposición sin título. Cabello/Carceller. Museo de Arte Contemporáneo de Vigo. Hasta el 25 de septiembre.
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