El ciudadano ejemplar (y los Borbones)

Con el enfático subtítulo de ‘El ciudadano ejemplar’ bautizaba el periodista republicano Pedro Gómez Chaix la biografía más conocida del político de El Burgo de Osma aparecida en 1934. Eduardo Higueras Castañeda publica ahora la más completa biografía política del prohombre soriano. Se trata de un libro que completa el panorama de las grandes biografías de los líderes republicanos (Pi y Margall, Emilio Castelar, Melquíades Álvarez, Alejandro Lerroux, Vicente Blasco Ibáñez, etcétera) ofrecidas por nuestra historiografía en los últimos años.

La vida política de Manuel Ruiz Zorrilla tiene tres grandes momentos: el de conspirador, a las órdenes de Juan Prim, para derribar el trono de Isabel II y dar inicio al Sexenio Revolucionario; el de ministro de Fomento y Justicia en los primeros momentos de ese periodo y presidente del Consejo de Ministros ya con D. Amadeo de Saboya rey de España, y el de dirigente y conspirador republicano a partir del inicio de la Restauración borbónica y su salida de España.

Incardinado en la tradición del progresismo español, su falta de entendimiento con Práxedes Sagasta le fue inclinando a una convergencia con los demócratas hasta constituirse, a partir de 1876, en representante de la familia populista y radical del republicanismo de la Restauración. A lo largo del último tercio del siglo XIX representó la defensa de una estrategia conspirativa y militar para el restablecimiento de la República. Lo que había comenzado con el pronunciamiento del general Martínez Campos debía ser liquidado por otra intervención del Ejército en defensa de la democracia. A esta política, antitética de la pretensión de Cánovas del Castillo de dejar fuera a los militares de la vida de la Restauración, se mantuvo siempre fiel Manuel Ruiz Zorrilla desde su labor de conspirador en París, a la que dedicó su vida y hacienda, en el segundo caso principalmente la de su mujer, en las últimas décadas del siglo pasado.

Ruiz Zorrilla, sin embargo, fue algo más que un conspirador. En congruencia con su acción reformadora en los Gobiernos del Sexenio, descubrió muy pronto la necesidad de introducir cambios en la política económica y social del liberalismo, cambios que atenuasen la desigualdad social y el desamparo que caracterizaban a los sectores más débiles de la sociedad española. Sin ser nunca un político seducido por un discurso de propensión socialista, habría de ser un sincero partidario de la modernización de un programa liberal que, en su opinión, debía abrirse a la decidida acción de los poderes públicos en la vida económico-social.

En coherencia con estos postulados, impulsó una corriente populista en el seno del republicanismo español de la que serían herederos el doctor Esquerdo y Alejandro Lerroux. En este sentido, tiene mucho interés la referencia que hace Higueras Castañeda a la atención prestada por Ruiz Zorrilla a la personalidad y la acción política del general Boulanger en la vida política francesa como posible modelo a imitar en el escenario español. Desarrolló en este republicanismo populista una marcada tendencia a la movilización política de la sociedad española y a la defensa de un sentimiento nacional español, en lo que coincidiría con el conjunto de nuestra tradición republicana.

De esta compleja carrera política da cuenta la excelente biografía de Eduardo Higueras. Quizás su carácter estricta y deliberadamente político le haga prescindir de algunos aspectos personales de la biografía de Ruiz Zorrilla especialmente relevantes. Hay que subrayar, por último, que se trata de una biografía basada en un intenso trabajo de archivos y en la que se tiene muy en cuenta el estado anterior de la cuestión objeto del libro.

Con los Borbones, jamás: biografía de Manuel Ruiz Zorrilla. Eduardo Higueras Castañeda. Marcial Pons. Madrid, 2016. 456 páginas. 27 euros