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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo de aquí

Contemplar los informativos es una buena manera de conocernos algo mejor a nosotros mismos y, visto lo visto, la ciudadanía somos algo que oscila entre el sainete y el esperpento

Ángel S. Harguindey
El ministro de Industria, Energía y Turismo en funciones, José Manuel Soria.
El ministro de Industria, Energía y Turismo en funciones, José Manuel Soria.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Contemplar los informativos del pasado martes es una buena manera de conocernos algo mejor a nosotros mismos y, visto lo visto, la ciudadanía somos algo que oscila entre el sainete y el esperpento.

El sainete tuvo tres puntales básicos: un nuevo capítulo de la segunda temporada de Allí abajo (Antena 3), una serie divertida y bien hecha en la que los prototipos y tópicos son los reyes de la casa; el testimonio de la senadora Rita Barberá o cómo se puede presidir el Ayuntamiento de Valencia durante décadas, conceder una subvención de más de tres millones de euros a Torres y Urdangarin y no saber nada del asunto, y las declaraciones públicas de quienes vieron incrementado su cuarto de hora de fama por el cotidiano goteo de los citados en "los papeles de Panamá", en este caso el ministro Soria y el cantante y presentador Bertín Osborne.

Del ministro decir que mientras negaba una y otra vez su participación en ninguna sociedad de ningún paraíso fiscal, las inmisericordes pantallas televisivas mostraban, también una y otra vez, los papeles oficiales que le contradecían. El cantante, presente en todas las cadenas y radios a la manera de Santiago Segura, explicaba que cuando creó su sociedad a través de un bufete panameño en la isla de Niue (Pacífico Sur) vivía en Miami (océano Atlántico) y que todo era legal. "Ahora tienes una sociedad en Panamá y te miran peor que a Mario Conde", declaró en Onda Cero no sin crear una cierta confusión geográfica entre océanos.

Y al citar al recalcitrante e iluminado financiero se dio paso al esperpento, lo que la RAE define como "persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias". Señalar, si acaso, el sentido homenaje que le dedicó El gato al agua (Intereconomía) al dejar vacía la silla en la que Mario Conde se debería haber sentado esa noche y que la Guardia Civil impidió a su moderada audiencia deleitarse una vez mas con sus sabias reflexiones.

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