Arco de la A a la Z

AIZPURU, Juana de. De soltera: Juana Domínguez Manso. Galerista española nacida en Valladolid y afincada en Madrid después de pasar por Sevilla. Fue la fundadora y primera directora de Arco, que abrió el 10 de febrero de 1982 en el Palacio de Exposiciones del Paseo de la Castellana. Un año antes España había sufrido un intento de Golpe de Estado, unos meses después organizó un Mundial de Fútbol y ese otoño el PSOE ganó las elecciones con el lema: “Por el cambio”. España estuvo 10 años de moda y otros tantos, demodé.

ARTE, amor al. Se les supone a los coleccionistas y galeristas como a los soldados el valor. Y donde dice valor cabe decir precio. // Táchese lo que no proceda.

BASILEA. Sede de la feria fundada en 1970. Es la tercera más veterana del mundo -tras Colonia (1967) y Bruselas (1968)- pero ejerce de hermana mayor: todos quieren parecerse a ella. Mientras los demás se dedicaban a mirarla, Art Basel abrió sede en Miami (2002) y Hong Kong (2007). La de Florida tuvo, no obstante, que esperar una edición por la aparición en escena el 11 de septiembre del año anterior de un performer imprevisto: Osama Bin Laden.

BERLÍN. El arquitecto británico John Pawson –apóstol del minimalismo- ha diseñado en la capital alemana el museo de la Colección Feuerle adaptando un antiguo búnker de telecomunicaciones de la Segunda Guerra Mundial. Abrirá en abril, pero se ha presentado en Arco durante una conversación entre el fundador, Désiré Feuerle, y la escultora Cristina Iglesias, cuya obra está presente en la colección junto a la de artistas como Anish Kapoor y Zeng Fenzhi.

COLECCIONISTA. Especie tan escasa en España como el lince ibérico. No se reproduce en cautividad ni, dicen, pagando un IVA del 21%.

CHINCHILLA, Izaskun. Arquitecta encargada de diseñar la sala VIP.

CUMPLEAÑOS. La de este año es la 35ª edición de Arco, que para celebrarlo invitó a 35 galerías internacionales que al final se han quedado en 33. Entre ellas está la londinense Marian Goodman, una de las cinco que, según se publicó el año pasado, copan un tercio de las exposiciones individuales organizadas en los museos de Estados Unidos. Las otras cuatro son Pace, Gagosian, David Zwirner y Hauser & Wirth. Tirando de artistas de renombre, Goodman ha traído a Madrid a John Baldessari y Tino Sehgal. Dado que este último no documenta sus performances, merece la pena entrar en el cuarto oscuro del stand de su galería para ver, es un decir, su obra El beso.

DESAYUNO. Arco arranca cada año con un desayuno para coleccionistas. Cuenta el director de la feria, Carlos Urroz, que últimamente acuden 1.000 personas. Urroz, que comenzó a trabajar en 1995 en el equipo de Rosina Gómez Baeza, recuerda que a la primera comida de ese tipo acudieron 25 personas. Claro que entonces el mundo salía de una crisis y no es lo mismo almorzar que desayunar.

ENTRADA. La entrada general a Arco cuesta 40 euros. Pese al precio, tiene más visitantes que ninguna otra feria de su especie.

FLECHA. Feria de arte que se celebra en el centro comercial de Arturo Soria. Arco, la otra parte del chiste, tiene el buen gusto de incluirla en su programa de mano junto a las otras cinco que han crecido a su sombra: Dearte, ArtMadrid, Drawing Room Madrid, JustMad y We Are Fair.

FALSO. Según las normas de la feria, en Arco no se pueden exponer “obras falsificadas y de procedencia ilícita ni obras muy restauradas, dañadas o transformadas”. Queda abierto el debate sobre esta última palabra.

GALERÍAS. Este año hay 221; el 70%, extranjeras. La ventaja es que un buen número de ellas –y no solo las del cumpleaños- ha optado por presentar menos artistas, es decir, hay más para ver y menos para vender, más arte –con perdón- y menos comercio. Total, que un visitante sin mayores pretensiones puede ver pequeñas individuales de gente tan solvente como Jo Spence (en Richard Saltoun), Allan Sekula (en Christopher Grimes), William Eggleston y Doug Aitken (en Victoria Miró), Tacita Dean (en Frith Street), Manuel Ocampo (en Nosbaum Reding), Mona Hatoum (en Chantal Crousel) o David Bestué (en García Galería).

HORARIO. De 12 a 20 h del 24 al 28 de febrero.

INVITADOS. El 20% del presupuesto de Arco se dedica a invitar a más de 250 coleccionistas y 150 directores de instituciones, comisarios de bienales y otros, dice la organización, “prescriptores internacionales”.

JAQUE, Andrés. Arquitecto que ha diseñado el llamado, algo pomposamente, Espacio Comer. En español de España, Dinning Area. El diseño, por cierto, no es nada pomposo. Como el de la sala VIP de Chinchilla, tiene un estupendo aire de mercado provisional montado con cuatro maderas en medio de las fiestas del pueblo. O de la feria del pueblo.

KAPOOR, Anish. Nada más entrar al pabellón 7 de Ifema uno de topa con una escultura cóncava de Anish Kapoor colgada de la pared de la galería Lisson. Funciona como un espejo deformante y a estas alturas debe de ser una de las piezas más fotografiadas de la feria. Vale 800.000 libras.

KASSEL, Documenta. Tal vez la cita artística más importante del mundo. Toca el año que viene. Su paso por la ciudad alemana –que según Enrique Vila-Matas no invita a la lógica- dispara la cotización de cualquier artista. Atentos, pues, al anuncio de los seleccionados.

LATINOAMÉRICA. Protagonista de la sección #SoloProjects, una de las más arriesgadas de Arco, empezando por el nombre, tan hispánico. El resultado es una pequeña colectiva en la que –de la sátira a la performance- puede verse obra de jóvenes como el ecuatoriano Óscar Santillán y de clásicos como el argentino Alberto Greco.

LISBOA. Primera sede de Arco fuera de Madrid. La feria se celebrará en la capital portuguesa entre el 26 y el 29 de mayo próximos. Será en la Fábrica Nacional da Cordoaria y acudirán unas 40 galerías.

MADRID. Todo el mundo dice que es uno de los grandes activos de la feria. Desde siempre la ciudad se llena de exposiciones pensadas expresamente para coincidir con Arco. Los 35 años de la feria han llenado además de arte contemporáneo museos como el de Antropología, el del Romanticismo o el Arqueológico. Los que piensen que esta edición de la feria es conservadora encontrarán un buen contrapunto en la exposición que La Casa Encendida dedica a los fluorescentes Lizzie Fitch y Ryan Trecartin, adaptación de la que pudo verse en la Bienal de Venecia de 2013. // El mismo día que cierra Arco cierra en la Fundación Mapfre la exposición de fotos de la chilena Paz Errázuriz. Decir que es antológica es decir poco, pero algo es algo.

MUERTE. La de la pintura es algo más antigua que la de la novela. Y tan ficticia.

OPENING. Programa ocupado por las galerías más jóvenes de la feria. // Una posible forma de visitar Arco sería ir directamente a los espacios comisariados: 35 aniversario, Solo Projects y Opening. Muchos de los artistas del primero están ya en los libros de historia (reciente). Muchos de los de los otros dos podrían llegar a estarlo.

PRECIO. Los que hoy parecen caros mañana parecerán baratos, se leía en un cuadro de Rogelio López Cuenca en el Arco de hace algunos años. // Los necios, según Antonio Machado, lo confunden con el valor.

PRESUPUESTO. El de Arco es de 4,5 millones de euros. Cada galería paga 260 euros por metro cuadrado de stand más 1.200 fijos de servicios al expositor. Y el IVA de todo ello. El stand medio tiene 50 metros. La feria es rentable.

PROFESIONAL. “Dichodeunapersona:queejercesuprofesiónconcapacidadyaplicaciónrelevantes”, afirma la RAE en la cuarta acepción de la palabra. La tercera es más divertida: “Dichodeunapersona:quepracticahabitualmenteunaactividad,inclusodelictiva,delacualvive”. Todo para decir que Arco abre solo para profesionales el miércoles y el jueves. El fin de semana es del resto de los mortales (que paguen la entrada).

SEHGAL, Tino. Véase, CUMPLEAÑOS.

URROZ, Carlos. Actual director de Arco. Es el cuarto en el puesto. Y el primer hombre.

VALOR. Véase PRECIO.

ZURITA, Raúl. Poeta chileno que expone en la galería Isabel Aninat su proyecto para escribir en los acantilados del Pacífico versos como “verás un mar de piedras / verás un dios de hambre / verás auroras con sangre / verás montañas en fuga / verás imborrables erratas / verás no ver / y llorarás”. Sería su tercer proyecto de, digamos, land art después de escribir en el cielo de Nueva York con el humo de una avioneta y en el desierto de Atacama con una excavadora. En el desierto escribió cuatro palabras que solo pueden verse desde el aire: “Ni pena ni miedo”.