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El rostro de los poetas

Bernardí Roig expone en el festival PhotoEspaña una muestra constituida por cien fotografías polaroid de gran tamaño

El retrato del director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, de Bernardí Roig.
El retrato del director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, de Bernardí Roig.

El artista Bernardí Roig (Palma de Mallorca, 1965) ha seguido una trayectoria muy personal, caracterizada por el sincretismo de una obra que se manifiesta de manera pluriforme como esculturas, vídeos, dibujos, objetos, fotografías o instalaciones. Sin embargo, frente a esa pluralidad de procedimientos, tanto las temáticas (aislamiento, sufrimiento, deseo, ceguera) como ciertas maneras figurativas de su tratamiento formal permiten reconocer inconfundiblemente como suyas cualquiera de estas formas de representación, en las cuales domina siempre un cierto sentido dramático y teatral. Para terminar de liar más la posible asimilación del sentido de su trabajo, al artista le gusta presentarse como un pintor que se manifiesta utilizando diferentes medios o, como en el caso de esta exposición, como un escultor que trabaja en dos dimensiones.

La mencionada exposición, que se inscribe en el festival PhotoEspaña, está constituida por cien fotografías polaroid de gran tamaño, realizadas por Alan Prodanov, que muestran los rostros de otras tantas personas, amigos de Bernardí Roig, entre los que se encuentran escritores, críticos de arte, profesores, coleccionistas, galeristas, directores de museos, filósofos, etcétera, que son retratados en una caracterización como poetas. Es aquí donde el retrato, uno de los géneros fotográficos por antonomasia, se eleva de mera presentación de los rasgos faciales de una persona al intento de mostrar las cualidades morales del sujeto retratado. En el caso de la galería de Bernardí Roig a circunscribirlos en la categoría intelectual y sentimental de los poetas, gracias al despojamiento de sus vestimentas habituales y de la premeditada renuncia de sus gestos personales. Aparecen todos cubiertos con el mismo sayón sin formas, mostrando un cierto cinismo y abandono físico, como mirándose en un supuesto espejo que les devuelve una imagen implacable de hombres atrapados en sus obsesiones.

Al igual que sucede con sus esculturas, en las que se muestran cuerpos, generalmente masculinos, en posturas no habituales, que han sido vaciados de moldes en escayola, esta galería de fotografías muestra cuerpos cuya apariencia ha sido moldeada para formar parte de un drama que busca un Pirandello que lo pueda escribir. En un precioso libro titulado Poets, en el que se publican estos retratos, Bernardí Roig nos ofrece a modo de explicación una críptica interpretación actualizada de un texto de Nicéforo, patriarca de Constantinopla defensor de la iconodulía en el siglo IX, con el que nos introduce en el seno de la discusión bizantina sobre el poder que encierran las imágenes.

. Bernardí Roig. Galería Max Estrella. Santo Tomé, 6. Madrid. Hasta el 18 julio.

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