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CRÍTICA / LIBROS

El regreso del que nunca estuvo

Libro doloroso e íntimo, 'Volverse Palestina' es un gran cuaderno de reflexiones en el que la chilena Lina Meruane funde recuerdos y lecturas sobre la tierra de sus ancestros

Ciudadanos árabes cargan sus pertenencias en Palestina hace 50 años.
Ciudadanos árabes cargan sus pertenencias en Palestina hace 50 años.Reuters

En un pasaje de este libro, Lina Meruane recuerda que algunos de los palestinos expulsados de su tierra después de la guerra árabe-israelí de 1948, igual que algunos de los descendientes de los judíos desterrados de España en 1492, aún conservan las llaves de sus casas, de casas derruidas e inexistentes desde hace décadas. Esas llaves, seguramente herrumbrosas, son el símbolo de una identidad que se resisten a perder y de un hogar que, incluso para los que nunca lo conocieron, les aguarda aún. Volverse Palestina es eso: una llave, la llave con la que Meruane, que nació y creció en Chile y vive en Nueva York, trata de abrir su propia memoria palestina.

Volverse Palestina no son unas memorias familiares ni una crónica ni un ensayo sociopolítico: es un gran cuaderno de reflexiones, de recuerdos y de lecturas que la autora inicia cuando a una edad ya madura se plantea la posibilidad de regresar a una tierra en la que nunca estuvo, a la tierra de la que sus abuelos se marcharon en busca de otra vida. Primero pregunta a su padre y a sus tías, tirando del hilo de la historia familiar. Luego lee, investiga y conversa sobre el asunto. Y por fin viaja a Palestina y conoce su paisaje.

Regresar a un lugar en el que nunca se estuvo antes: esa llamativa paradoja es uno de los cimientos del libro, que indaga en las razones que tenemos los seres humanos, más allá de toda lógica, para apegarnos siempre a una tradición y a un instinto. Volverse Palestina habla, por tanto, del laberinto de la identidad, pero habla también de todos esos asuntos recurrentes que están siempre en el mapa del conflicto. De la ignominia escalofriante de los judíos que pintan en las fachadas de las casas de Hebrón: “Árabes, a las cámaras de gas”. De la irracionalidad de los argumentos políticos y de las creencias extravagantes que se llegan a tener cuando uno está dentro del torbellino. De la miseria, de la crueldad, de la humillación.

Y del lenguaje. La segunda sección del libro, que lleva por título ‘Volvernos otros’, es un diálogo de Meruane con los textos de otros escritores que han reflexionado sobre la disputa de palestinos e israelíes. La autora no escoge a compañeros menores, sino a los que más han afilado la inteligencia y la sensibilidad: Amos Oz, David Grossman, Susan Sontag o Gideon Levy, entre otros.

El punto de partida es el convencimiento de que conocemos la realidad a través de los nombres que le damos y que, en consecuencia, esa realidad puede ser manipulada por las palabras. “Cuando Palestina desaparece como palabra desaparece como Estado, como país y como patria”, cita Meruane de Murid Barghouthi. ¿“Ocupación” o “liberación”? ¿“Refugiados” o “gente de los campamentos”? ¿“Israel” o “entidad sionista”? El lenguaje, viene a decir Meruane, también mata.

Volverse Palestina es un hermoso libro que parece escrito en voz baja, en minúsculas, en un esfuerzo permanente por combatir la estridencia de la guerra con la intimidad de la literatura. Es un libro doloroso en el que el lector no debe necesariamente compartir la mirada palestina de Meruane —siempre matizada, siempre escurridiza— para sentirse a su lado.

En otra de sus páginas cuenta la historia de Alan, el guía que le muestra Hebrón, un judío que fue sionista radical, “de esos que quieren expulsar a los palestinos de sus tierras”. “Fui educado de esa manera, en Chicago, y desde lejos esas convicciones eran fáciles”, dice él. “Pero vine a Israel y vi lo que estaba pasando, y desperté”. Esa transformación es la que sufre Meruane en su viaje literario y la que quiere hacer que sufra el lector acompañándola.

Volverse Palestina. Lina Meruane. Literatura Random House. Barcelona, 2015. 120 páginas. 13,90 euros.

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