Una cantera sin fin de cómicos
El canal Comedy Central cumple 16 años como abanderado de la comedia en vivo
“Trabajaba como ilustrador en una editorial y un amigo me dijo que buscaban cómicos en Paramount Comedy. Fui a hablar con los jefes y me propusieron hacer un monólogo. Me llamó la atención que fue todo muy rápido”. Así fueron los primeros pasos de Joaquín Reyes en el mundo del stand-up o comedia en vivo cuando todavía casi nadie había oído hablar de eso en España. El canal Paramount Comedy (ahora Comedy Central) dio un paso al frente y decidió recorrer la piel de toro en busca de sangre fresca en el humor. Muchos de los miembros de aquella cantera que se sentó por primera vez en un taburete con un micrófono delante en un teatro, bar o donde surgiera, ahora son cómicos reconocidos que alimentan a la televisión y al cine pero que no se despegan del género que les hizo populares.
Todos coinciden en resaltar la importancia del trabajo llevado a cabo desde el canal de televisión como plataforma para dar visibilidad a aquellos cómicos y acercar el stand-up al público español. Ahora, Comedy Central dedica el mes de abril a su género insignia con un repaso a sus 16 años de historia y una programación especial.
“Cuando todavía éramos Paramount Comedy, vimos que uno de los formatos más auténticos y puros de la comedia, el stand-up, aquí no se conocía apenas. Hubo que convencer a la gente de todo lo que se podía sacar de ahí, hubo que hacer mucha labor de explicar y buscar a gente”, explica Cristina Alcelay, directora del canal en España. Ese trabajo de búsqueda de talento les llevó a escuelas de guionistas, grupos de teatro, contactar con cuentacuentos… “Había dos personas dedicadas a esto. Con el tiempo ya empezaban a venir ellos mismos por diferentes conexiones”, recuerda Alcelay, que es parte del canal “desde que todavía no era más que una franja dentro de Canal +”.
Ricardo Castella dejó a un lado sus estudios de Telecomunicaciones para pasarse a la comedia en 1999, cuando se unió al canal. “Empecé a colaborar como escritor a media jornada y por las noches llevaba la red de cajeros de Caja Madrid. Después fui coordinador de Nuevos cómicos”. Fue uno de los encargados de montar el sitio de actuaciones de pruebas donde los cómicos del canal daban sus primeros pasos. “Allí iban a probar sus textos. Yo iba antes y probábamos. El método que usábamos era prueba y error, directamente”, explica Castella, quien resalta la labor del canal: “Cómicos como Eva Hache llevaban mucho tiempo por ahí y no la habían dado un lugar donde tener media hora de programa para ella sola. Había mucha gente con buen material que no tenían una oportunidad”, añade.
Agustín Jiménez fue uno de aquellos cómicos que se unieron al canal muy pronto. “Las pruebas eran actuaciones en locales. Me subieron a un escenario en un bar, con público, y yo estaba aterrorizado, imagínate, con ciento y pico personas delante”, rememora de una época en la que los que triunfaban en los locales eran los magos. “Cuando ibas a un bar y decían que traíamos un espectáculo de monólogos, la gente se quedaba extrañadísima, recuerda Jiménez. La experiencia de Ernesto Sevilla fue parecida. “Esperaban que contáramos chistes. Recuerdo haber actuado en sitios en los que no sabían qué era un monólogo. Esperaban que contara chistes, y cuando salía yo al escenario, hablando como lo hago, tan serio, la gente se pensaba que estaba contando mi vida de verdad”, explica Sevilla.
Entonces llegó el boom del stand-up en España. “Hubo una época dorada en la que daba igual quién fuera, con que fuera monólogo valía. Te podías hacer en una noche el sueldo de un mes”, recuerda Agustín Jiménez: “fue como los Beatles, se necesitaba en ese momento”. “La pregunta realmente es por qué llegó tan tarde el género a España, porque se nos da muy bien. El carácter del español es muy proclive a esto”, cuenta Eva Hache, que recuerda cómo muchos locales de conciertos fueron acogiendo espectáculos de monólogos tras haber sufrido problemas y multas por el exceso de ruido. “Somos charlatanes por naturaleza, nos gusta que nos cuenten cosas. Es un género que resulta muy cercano”, destaca Joaquín Reyes.
Son componentes de una generación que tuvo que abrir paso a los que vinieron después. “Tuvimos nuestras ventajas, porque no lo hacía nadie. Pero la desventaja de abrir camino. Ahora hay un circuito más estable y el público sabe de qué va esto. Pero hay más competencia, más formada y con más nivel”, argumenta Ernesto Sevilla. “Éramos menos y todos con bastante trabajo por toda España. Pero había gente en algunos bares que parecía que les estabas interrumpiendo. Había que luchar contra la adversidad”, recuerda Eva Hache. Y nada de crisis del género. Esos “charlatanes” que se suben a un escenario micrófono en mano para contar sus historias siguen logrando entretener y hacer reír a un público que ya sí sabe qué es el stand-up.
Las próximas generaciones
La continuidad de la comedia en vivo está asegurada. De eso dan fe tanto desde Comedy Central como los humoristas más experimentados, que destacan la cantidad y calidad de las generaciones recientes. Dos de los nuevos talentos que están pisando con fuerza y por los que se apuesta en el canal son Dani Piqueras y Sil de Castro.
“En el canal nos dan visibilidad y eso hace que sea más fácil conseguir bolos”, cuenta Piqueras, que explica cómo desde la cadena se les ayuda a dar sus primeros pasos con correctores que les dan apoyo con los textos escritos por los propios monologuistas. “La forma de aprender es escribir, escribir y escribir, hacerlo al menos una hora cada día, y no enamorarse de chistes que otros no entienden”, señala.
Para Sil de Castro también es fundamental el apoyo que reciben desde otro punto de vista. "Hacen casi de coaches emocionales". Como recuerda, a pesar de tener amplia experiencia sobre las tablas y haber formado parte de un dúo cómico durante ocho años, sus comienzos en el mundo del stand-up no fueron sencillos. "Esto es otra cosa. Al principio me preguntaba por qué no hacía gracia. Cada tres actuaciones quería dejarlo. Pero todo se supera", confiesa.
Según explica, ahora encuentran más dificultades para trabajar pero es más sencillo despuntar: “el género ya se conoce más. Después de que abrieran camino ha sido todo más fácil”. Piqueras destaca el diferente estilo de los cómicos de antes y los de ahora. “Se ven más temáticas diferentes ahora. La base es la misma, premisa-remate, pero pones al lado un cómico de antes y otro de ahora y no tienen nada que ver”, concluye.
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