Donde bucea nuestra memoria

Hace poco más de diez años que Ignacio Uriarte (Krefeld, Alemania, 1972) se inspiró en su propia experiencia, el trabajo en el ámbito de la oficina, para trasladar sus “rutinas laborales” —actividades, procesos, herramientas y resultados— a las propias del territorio artístico, llevando a cabo una práctica basada en sencillas y cotidianas acciones que comparten materiales, temporalidad y espacio. La exposición Unos y ceros envuelve los trabajos más recientes del artista en una suerte de conjunto retrospectivo, explicando de manera efectiva la complejidad de un tema que no deja de crecer y transformarse, mediante continuas variaciones formales en las que mantiene intacta la restricción sobre los materiales y el color apoyándose en la utilización de elementos y programas informáticos.

El resultado visual de la exposición es un golpe seco, más áspero que en las últimas ocasiones, centrado ahora en incitar a la reflexión sobre el espacio y el tiempo, y donde dominan como puntos fuertes el cálculo y la tecnología. El recorrido articula imperturbables pero formalmente bellas imágenes en blanco y negro presentadas en dibujos, fotografías, vídeos e instalaciones que tienen como protagonistas a números, formas geométricas, textos y caracteres alfanuméricos de máquinas de escribir, sustituyendo cualquier rastro de personas, como si la humanidad hubiera sido borrada limpiamente por una devastación tecnológica, aunque siga latente el pulso entre lo analógico y lo digital.

La mayor parte de las piezas dominan los espacios desde las paredes, organizadas y dispuestas con una iluminación que busca destacar la austeridad polícroma, descubriendo texturas, transparencias y superposiciones de cosas en las fotografías de Period (2014) y Four Geometry Sets (2011), o provocando luces y sombras que se filtran en las dobleces del imponente mural realizado en papel Fluctuating Folds (2012). Destaca en este proyecto la pieza que da título a la exposición, Unos y ceros (2011-2014), sugestiva pantalla articulada por un centenar de papeles A4 grabados con las pulsaciones de 128 máquinas de escribir de la Colección Sirvent, donde se usa el sistema binario como gramática visual, desbordando la frontera de los instrumentos empleados en su confección, fluctuando entre lo manual y lo tecnológico. Un trampantojo irónico y nostálgico. Junto a estas piezas, otros pliegos habitados de bolígrafo, tinta, rotulador y lápiz donde la línea asume un papel activo, imponiéndose al vacío, y cuyos resultados son relacionados por el artista con el esfuerzo en los trabajos ahora reunidos: Linealstrichstrukturverlauf (2012), 44 Labyrinths (2013) y Semicircular Gradation (2014).

Al final del recorrido, acompasado por una voz que cuenta en alemán utilizando las sílabas como medida de tiempo en la instalación sonora Acht Stunden (2014), podemos constatar que nuestro cuerpo queda ligado a las obras de un modo vivencial, sensible e inacabado. Las formas se expanden y prosiguen más allá de sus limitaciones, por ejemplo en la instalación Ringbinder Circle (2014), compuesta por 128 archivadores en círculo que crean un extraño contraste de robustez externa, programada frente al desgaste de saberse individual, o cuando observamos pasar los créditos cinematográficos de Rolling Credits (2014), con los nombres del personal laboral del MARCO, actuando con una duración amplificada. Al fin y al cabo, las obras de Ignacio Uriarte son creadoras de lugares donde bucea nuestra memoria, haciéndonos conscientes de la entrega que llegamos a realizar, con cada acto, de nosotros mismos.

Ignacio Uriarte. Unos y ceros. Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (MARCO). Príncipe, 54. Vigo. Hasta el 25 de enero.