“Cuando era pequeña soñaba con ser la primera astronauta armenia”
Lilit Manukyan, primera ganadora de 'Pasapalabra' cuya lengua materna no es el castellano
La primera mujer armenia en ser astronauta o ganadora de Roland Garros. Esos fueron los dos sueños más recurrentes de Lilit Manukyan (Ereván, 1979) cuando aún no sabía leer ni escribir del todo bien. “Tenía muchos planes, muchas ambiciones. Está claro que esas dos eran completamente irreales”, ríe Manukyan mientras tose repetidamente. Su conversación es espontánea y fluida, pero su acento es marcado y falla en algunas palabras; eso no ha sido un obstáculo para convertirse en la primera concursante cuya lengua materna no es el castellano que se hace con el bote de Pasapalabra.
Aunque los telespectadores vieron cómo ganaba, eufórica, el pasado viernes, ya ha pasado un mes desde que se grabó el programa. Su euforia se ha convertido en una apacible alegría: “Ya estoy más relajada, pero la verdad es que esto nos va a traer mucha tranquilidad. Como casi todo el mundo, tengo gastos que afrontar y quiero ayudar a la familia también”.
Lilit Manukyan llegó a España en junio de 2007 desde Rusia, donde residía desde hacía unos años y donde se tituló en Comercio Exterior. Valencia fue donde aterrizó, después de haber dado algunas clases de español y ligeramente asustada. “Un poquito a lo salvaje, a la aventura”, reconoce la concursante. “Aquí ya vivía una prima mía y pensé en venir a probar suerte y establecerme definitivamente”.
Suerte quizás no sea la palabra exacta que ella usa para definir su llegada a España. “En Rusia trabajé en varias empresas. Pasé de eso a cuidar niños y a limpiar casas. Fue duro para mí”. Aquí, sin contrato y con un sueldo que ni siquiera la acercaba a ser mileurista, muchas veces pensó en regresar a Armenia con sus padres. Él, autónomo con un negocio de recambios para automóviles; ella, jubilada y con una pensión que apenas roza los 120 euros al mes.
Pero decidió aguantar un poco más, y los diccionarios, los niños a los que cuidaba, la televisión y algunas clases le ayudaron a mejorar en el idioma. “Desde pequeña me encantan los concursos de agilidad mental. Aquí me aficioné a Pasapalabra y Saber y ganar”, cuenta mientras, a la vez, y de forma intercalada, recuerda divertida que las primeras veces que vio el programa de Telecinco pensó que los famosos que acompañaban a los concursantes eran sus familiares. “Hasta que llegó un día que me pareció raro que diferentes personas tuvieran la misma familia que los acompañaran”, explica como ejemplo de lo poco que conocía la cultura y la sociedad española.
Desde pequeña me encantan los concursos de agilidad mental. Aquí me aficioné a 'Pasapalabra' y 'Saber y ganar'
Esta treintañera que desde pequeña ha sentido pasión por aprender idiomas, —durante los veranos se pegaba a un niño estadounidense de origen armenio que iba a visitar a sus abuelos— comenzó a prepararse cuando se dio cuenta de que acertaba más de diez palabras del rosco: “Pensé, ¿por qué no?, y comencé a estudiar a conciencia”. El desgastado María Moliner que tiene en casa lo corrobora.
Por casualidad conoció a un exconcursante que ya se había llevado el bote a través de un foro por Internet, un prejubilado de Telefónica con tiempo libre que usó, entre otras cosas, para ayudar a Manukyan a entrenarse. “Me ayudó mucho pasándome los archivos y los roscos que él se había preparado para ir al concurso”. El tesón de la armenia adoptada por Valencia hizo que, desde 2012, participara tres veces en el concurso con opción al bote: “Más dos veces para participar en la ronda de campeones”. Fue esta última, después de 37 programas, cuando consiguió los 318.000 euros del premio con la palabra ilécebra (halago engañoso, cariñosa ficción que atrae y convence).
Ahora, “sin perder la cabeza”, le da vueltas a su futuro. Ayudar a su familia, traer a sus padres para conocer España, viajar, montar un negocio: “Y llevar a mi suegra a Mallorca. Tiene 72 años, nunca ha montado en avión y su sueño es volar. Se lo prometí y voy a cumplirlo”.
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